FICHA ANALÍTICA

Los cine clubes en Cuba
Douglas, María Eulalia (1928 - 2020)

Título: Los cine clubes en Cuba

Autor(es): María Eulalia Douglas

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 10

Año de publicación: 2008

Fragmentos de una investigación inédita de la autora.

Programas de los cine clubes.Desde que en 1897 llegan a Cuba las primeras imágenes en movimiento, de la mano de Gabriel Veyre, representante de los hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo, los cubanos son aficionados incondicionales al cine. Es de destacar que según el diario El Camagüeyano, en 1906 se funda en Camagüey el Club Cinegético, que preside el doctor Omelio Freyre, integrado por trece miembros, quienes se dedican a promover la afición por el cinematógrafo mediante proyecciones y discusiones en el seno de las tertulias que realizan. Esto sucede cuando el cine está aún muy lejos de considerarse un arte y catorce años antes de que Louis Delluc, en Francia, acuñe el término cine club.

En La Habana, José Manuel Valdés-Rodríguez, pionero de la crítica y el estudio del cine en Cuba, comienza en 1928 a reunir en su casa a un grupo de amigos, destacados intelectuales todos: Fernando Ortiz, Raúl Roa, Juan Marinello, Rubén Martínez Villena, para ver películas notables del cine universal que recibían poca acogida del público o no se exhibían y las distribuidoras se las facilitaban. Utiliza un proyector prestado y, como pantalla, la pared blanca del garaje de un vecino. Al terminar la proyección, comentan y discuten el filme. Estas actividades pueden considerarse como precursoras de los cine clubes.
Valdés-Rodríguez en 1929 inicia en Cuba la crítica cinematográfica –inexistente como tal–, en la Revista de La Habana. Ofrece en 1932, la primera conferencia sobre el cine como arte y fenómeno social, en la sociedad femenina Lyceum Lawn Tennis Club; dicta el primer curso de cine de la Escuela de Verano de la Universidad de La Habana: «El cine: industria y arte de nuestro tiempo», que se mantiene ininterrumpidamente de 1942 a 1957. En 1949 funda el Departamento de Cinematografía y su Sección de Cine de Arte que funciona como un cine club con proyecciones y debates, en el anfiteatro Varona de la propia universidad. Ese año inaugura la Filmoteca Universitaria, que cuenta con una pequeña bóveda climatizada, en la que llegaron a conservar más de doscientas treinta películas en 35 y 16 mm.El 30 de mayo de 1951 comienzan a proyectar, durante algún tiempo, clásicos del cine francés recibidos en calidad de préstamo de la Cinemateque Français, por gestiones de Valdés-Rodríguez realizadas en diciembre de 1950, con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, que lo pone en contacto con M. Henri Langlois, director de la cinemateca, y con el apoyo posterior de la embajada de Francia en Cuba. En la Escuela de Verano se forman numerosos jóvenes que serán cantera de los futuros cine clubes, o se dedicarán a las distintas especialidades de la creación cinematográfica o a la crítica. Es importante destacar la labor desarrollada por el profesor Valdés-Rodríguez, ya que es iniciadora del acercamiento al estudio, valoración y comprensión del arte cinematográfico.

Ya en marzo de 1948, Germán Puig y Ricardo Vigón, dos jóvenes apasionados por el cine que fueran alumnos de Valdés-Rodríguez, habían fundado el Cine Club de La Habana, pionero en la capital. A ellos se unen Néstor Almendros, Tomás Gutiérrez Alea, Guillermo Cabrera Infante, Ramón Suárez, Edmundo Desnoes, entre otros.

Al crearse en 1951 la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, integrada por intelectuales y jóvenes de izquierda, y orientada por el Partido Socialista Popular, el Cine Club de La Habana se integra a esta haciendo las veces de su sección de Cine. El programa de febrero de ese año se encabeza con los nombres de ambas instituciones: Nuestro Tiempo y Cine Club de La Habana. El programa de noviembre consigna Nuestro Tiempo y Cinemateca de Cuba; debajo se lee, entre paréntesis, Cine Club de La Habana, para señalar que este cine club había adoptado un nuevo nombre. El último programa que conservamos de esta etapa es de febrero de 1952. En mayo de ese año, al regreso de Francia de su director Germán Puig, se hace efectiva la separación definitiva de la Cinemateca de Cuba y Nuestro Tiempo, por diferencias ideológicas entre sus miembros. Algunos permanecen en Nuestro Tiempo pero continúan vinculados activamente a la llamada Cinemateca. En marzo de 1953, Nuestro Tiempo crea su sección Cine Debate, que funciona como un cine club. De esta sociedad surge el núcleo fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en marzo de 1959.

El Cine Club de La Habana proyecta películas facilitadas por las distribuidoras, y por un período corto, a partir de septiembre de 1951, ya asociada a Nuestro Tiempo, exhibe clásicos de la Cinemateca Francesa, que también obtiene en préstamo por gestiones realizadas en París, a principios de 1951, con M. Henri Langlois. Cuenta con la colaboración de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación dirigida por Raúl Roa. Transcurridos unos meses, H. Langlois les advierte que se verá obligado a suspender esos envíos hasta que se constituyan efectivamente como cinemateca ya que la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) no permite a sus miembros hacer préstamos a los cine clubes.(1)

Después de un receso de casi dos años, en 1955, con el auspicio del Instituto Nacional de Cultura, dirigido por el doctor Guillermo de Zéndegui, el Cine Club de La Habana presenta varios ciclos de clásicos del cine en coordinación con el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), en la sala del Museo de Bellas Artes. Un año más tarde, traslada sus exhibiciones al Lyceum Lawn Tennis Club, donde se mantiene hasta 1957, año en que suspende definitivamente sus actividades por serias dificultades económicas, y devuelve al MOMA los filmes que recibió en préstamo. A su última proyección, asiste hasta colmar la sala, como es habitual, una representación de artistas, intelectuales y público en general. En esa ocasión se hace un llamado para que los espectadores contribuyan voluntariamente con su apoyo económico. Al finalizar la función, en el jarrón situado al efecto encuentran un peso solamente. Esto da prueba de la indiferencia y la desidia general, además de la falta de apoyo oficial y/o de instituciones culturales, privadas o no, que conspiran todo el tiempo no solo contra esa Cinemateca de Cuba, sino contra todos aquellos jóvenes que sueñan y luchan por desarrollar la cultura cinematográfica en el país.(2)

    Esa llamada Cinemateca de Cuba, pese a la valiosa, esforzada y sostenida labor de sus miembros por crearla, solo puede ser considerada como antecedente de la actual, por su nombre y su intención, ya que como institución no cumple nunca con los requisitos necesarios para constituir una cinemateca, debido a que no contaba con sede propia, bóvedas, departamento de conservación, archivo de documentación, ni colección de películas.(3)

Programas de los cine clubes.La investigación sobre la existencia de cine clubes durante las primeras décadas del siglo xx, en la capital o el interior del país, no ha sido fructífera, pues si esa actividad existió, no se ve reflejada en las publicaciones de la época. Es así que solo nos ha llegado la referencia ya mencionada del Club Cinegético, en 1906, y un testimonio oral sobre la fundación, en 1946, de un cine club patrocinado por el Partido Socialista Popular, en Santa Clara, antigua provincia de Las Villas, que dirige Fausto Vilches y logra mantenerse activo durante seis meses.

La labor con el cine de las instituciones católicas cubanas se inicia en 1946, cuando la Comisión de Cine de Acción Católica se afilia a la Oficina Católica Internacional de Cine (OCIC) y crea el Centro Católico de Orientación Cinematográfica de la Acción Católica Cubana (CCOC) –actual OCIC de Cuba– cuyos fundadores son Rosa Echegoyen, Georgina Preval, Walfredo Piñera, América Penichet, Julio Morales Gómez, entre otros. En 1952 organizan el Cine Club Dominical con 246 asociados, y ofrecen la primera proyección y debate en el Cine Rex Cinema, el 20 de abril, con el filme The search (La búsqueda),de Fred Zinneman. Al año siguiente, el CCOC inaugura el Cine Club Nocturno, en el cine 23 y 12, y el Cine Club de la Tarde (para estudiantes), que funciona en el cine Duplex. Obtienen las películas de las distribuidoras. La cuota mensual de los asociados es de $1,00 con derecho a todas las actividades culturales. Al duplicarse el número de miembros, inician otro cine club en el cine Trianón. En el interior de la Isla, fundan cine clubes para asociados, que funcionan en salas comerciales, otros para los estudiantes de colegios religiosos y los dirigidos específicamente para profesores.

Desde 1954 hasta 1961 la OCIC de Cuba publica Cine Guía, revista mensual dirigida por Walfredo Piñera, y de 1955 a 1959, anualmente, la Guía Cinematográfica, que ofrece una crítica y la clasificación moral de cada estreno comercial del año. En 1959 la OCIC cuenta con 42 sedes en toda la República.

La Universidad de Oriente, en coordinación con la sociedad femenina Lyceum Lawn Tennis Club, da inicio en julio de 1952 al Cine de Arte, con proyecciones y debates en el cine Aguilera, de Santiago de Cuba, el cual funciona como un cine club. Debido a la situación política reinante, se suspende en 1958 y reanuda su actividad en febrero de 1961 como Cine Club de la Universidad de Oriente. Cuenta con la colaboración de la Cinemateca de Cuba. En 1970 toma el nombre de Cine Club Universitario.

Osvaldo Ferrer, Manuel Samperio, Armando Montes de Oca, Juan Liñeiro, Guillermo Arrastia, Ricardo Gómez, entre otros, fundan en diciembre de 1953 la Sociedad Cultural Grupo Lumière-Cine Club Lumière, en el municipio de Marianao, La Habana. Su propósito es hacer llegar al pueblo inquietudes de superación cultural y artística, para ello, además del cine club, se ofrecen conferencias de variados temas por especialistas en cada materia. La primera función se realiza en el cine Alba, el 20 de diciembre de ese año, con la presentación del filme mexicano La Perla, dirigido por Emilio «el Indio» Fernández. En esa ocasión, participa como conferenciante el destacado camarógrafo mexicano Gabriel Figueroa, fotógrafo habitual de las películas del Indio; ambos se encuentran en La Habana filmando la cinta cubano-mexicana La rosa blanca, en homenaje al centenario del héroe nacional cubano José Martí. Entre las labores del cine club está la selección anual de las diez películas más importantes estrenadas en los cines comerciales. El profesor y crítico de cine José Manuel Valdés-Rodríguez colabora asiduamente con préstamos de películas de la Filmoteca de la Universidad y su participación en debates y conferencias. Entre las personalidades que ofrecen charlas se encuentra el sacerdote italiano Padre Sinaldi, miembro del ejecutivo de la Oficina Católica Internacional de Cine, quien visita Cuba en 1955. Por la difícil situación política del país, la Sociedad Cultural Grupo Lumière se ve forzada a suspender sus actividades, las cuales retoma en 1959. Cesa en 1960.

En el reparto Santos Suárez, el 17 de abril de 1956 se constituye la Sociedad Cine Club Visión que agrupa a obreros, estudiantes, empleados, intelectuales y vecinos del lugar con el propósito de despertar su inquietud estética, cultural y política. Entre los fundadores figuran: Luis Costales, Manuel Octavio Gómez, Manuel Pérez, Leo Brouwer, Nelson Rodríguez, Gloria Argüelles, Norma Torrado, Rigoberto Águila, Jesús Ortega, Manuel Cofiño, José del Campo, Hilda Regueiro. En el mes de agosto inician la publicación del boletín Cine Club Visión, que alcanza solo tres ediciones, se vende a $0,10 y tiene como lema «Pupila avizora al arte y la cultura», en él, además de la divulgación del cine de arte, se tratan temas de cultura general. El Cine Club Visión ofrece proyecciones mensuales de filmes notables en 35 mm, en el cine Apolo, a las cuales también se puede acceder por taquilla. En la primera función se proyectó el filme francés Justice est faite (Y se hizo justicia),de André Cayatte. Los debates tuvieron lugar al día siguiente, en el local de la Sociedad, donde esporádicamente se presentan algunas proyecciones en 16 mm con el correspondiente análisis. La Sociedad favorece, además, diálogos intergeneracionales, ofrece conferencias y efectúa encuentros con destacados intelectuales y artistas, lo cual la convierte en una verdadera sociedad cultural. El Cine Club Visión funciona ininterrumpidamente hasta 1960. Muchos de sus miembros se integran en 1959 al recién creado Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.

El Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara funda un cine club en febrero de 1959, por iniciativa de dos jóvenes estudiantes, Manuel Herrera y Raúl Rodríguez. Las películas en 16 mm, alquiladas a un costo de $25,00 a las distribuidoras en La Habana, las exhiben y debaten, una vez cada quince días, en un local del propio Instituto. Tienen a estudiantes y público en general como asociados. Ofrecen proyecciones, sin debate, en los colegios privados de la ciudad, y cobran entre $0,20 y $0,25 centavos a cada estudiante, como ayuda para cubrir el costo del alquiler de las películas. A fines de 1960, sus fundadores se trasladan a La Habana para integrar el ICAIC, con lo cual finaliza esta actividad. Durante su breve existencia fundan el cine club de creación: Asociación Cinematográfica Experimental (ACE), filman películas experimentales en 8 mm. La ACE se consolida cuando se incorpora José Raúl Sordo, camarógrafo de Obras Públicas en Santa Clara, quien proporciona su cámara de 16 mm. A mediados de los sesenta, Herrera hace contacto con el ICAIC. Santiago Álvarez se interesa por el trabajo que realizan y los nombra corresponsales del Noticiero del ICAIC en Santa Clara. Les facilita película virgen en 16 mm, con la cual realizan algunos trabajos.

    Al triunfo de la Revolución en 1959, con la fundación del ICAIC, el 24 de marzo, el cine llegó a todas partes. Comenzaron a proliferar los cine clubes con una popularidad que superaba los círculos de cinéfilos para abrirse a un público heterogéneo compuesto por estudiantes, trabajadores, militares, campesinos, niños, ancianos, amas de casa.(4)

En abril de ese mismo año, en la provincia de Oriente se celebra una reunión de los cine clubes de Cuba en la que participan trece agrupaciones –cine clubes y secciones de cine– de diversas instituciones, algunas con años de constituidas, como Visión, Lumière, Nuestro Tiempo, Universidad de Oriente, OCIC, y otras de reciente creación, entre las que se encuentran Chaplin, Panorama, Experimental de Arte, las cuales emiten una declaración de apoyo y colaboración al recién creado ICAIC y se comprometen a trabajar en la divulgación del arte cinematográfico.

La década de los sesenta, respecto al cine, se caracteriza por el surgimiento de nuevos cine clubes en centros obreros, estudiantiles y culturales de diversos lugares de la Isla: el Cine Club Obrero Chaplin, promovido por el ICAIC, que funciona en el cine Blanquita, hoy Karl Marx; el Cine Debate de la emisora de radio CMQ; el Cine Club Gerard Philipe (sic), de los obreros de las rutas 14, 16, 18 y 67 de la Empresa de Ómnibus Aliados; el Cine Club también llamado Gerard Philippe, fundado en 1962 por José Albero Lezcano en Pinar del Río, que se mantuvo ininterrumpidamente hasta 1968, entre otros. La mayoría tiene una vida efímera. Un año más tarde, se crean los cine debates populares por el Departamento de Cultura del Ministerio de Educación, que se comportan de forma similar a un cine club, en los barrios de los distintos municipios habaneros.

Luego de dos años de cierre de la Universidad de La Habana, en julio de 1959 se reanuda la actividad cinematográfica que desde 1949 ofrece su Sección de Cine de Arte en el anfiteatro Varona. A partir de marzo de 1963 se inaugura el Cine Club Universitario, promovido por los estudiantes de la Facultad de Tecnología con la colaboración de la Sección de Cine de la Comisión de Extensión Universitaria y del ICAIC. Ofrece funciones semanales, que tienen lugar en los anfiteatros Varona y Aníbal Ponce, este último en la Facultad de Psicología. En 1970 toma el nombre de Cine Club Serguei M. Einsenstein, y continúa ofreciendo proyecciones y debates hasta 1985, en que desaparece, a pesar de los esfuerzos del Departamento Docente de Extensión Universitaria, que comienza a ofrecer cursos libres de apreciación cinematográfica para estudiantes y público en general, con el objetivo de estimular la asistencia al cine club.

Anteriormente, a partir de enero de 1969, en la sala de la Cinemateca de Cuba y con su colaboración, la Comisión de Extensión Universitaria inicia un cine club para estudiantes universitarios, que a partir de junio de 1971 se llama Dziga Vertov. Funciona paralelamente al Cine Club Serguei M. Eisenstein, y cesa en 1980. Algún tiempo después de fallecer el profesor Valdés-Rodríguez en 1971, Walfredo Piñera, quien, además de ser crítico de cine cuenta con una considerable experiencia por su trabajo en la OCIC, ocupa el cargo vacante al frente de Extensión Universitaria, hasta su jubilación en 1992. A partir del inicio del siglo xxi se instaura la municipalización de la enseñanza superior, lo que implica la fundación de sedes universitarias en los municipios. Una de estas sedes, la del municipio Diez de Octubre, en abril de 2008 tiene la iniciativa de retomar la actividad de cine club universitario, y funda el Cine Club Visión, en homenaje al de igual nombre que en los años cincuenta radicó en ese mismo municipio.

Respecto a la OCIC de Cuba, en marzo de 1961 inaugura el Cine Club Infantil, experiencia fallida que se mantiene muy poco tiempo. Ese año, al comenzar la nacionalización de los cines comerciales y de las escuelas privadas, cesan los cine clubes provinciales. En algunas ciudades de provincia que cuentan con equipos de 16 mm, como Santiago de Cuba, Camagüey, Cienfuegos y Santa Clara, se mantienen en las parroquias, mientras que los de La Habana se unifican y trasladan sus actividades con el nombre de Cine Club Félix Varela a la sala de proyección del Palacio Cardenalicio, situado en la Habana Vieja, el cual cesa en 1986 por deterioro de sus equipos, pero se reactiva y diversifica al comenzar la utilización del soporte de video. Con este soporte se establecen cine debates parroquiales en los distintos municipios de la capital, y en las ciudades de Santa Clara y Camagüey. No obstante su indudable óptica eclesiástica, los cine clubes y publicaciones de la OCIC contribuyen a difundir y apreciar el cine como un medio de expresión artística.

En los inicios de la década de los sesenta, entre las diversas actividades culturales que se realizan como un medio para la rehabilitación y la reeducación en las prisiones cubanas, se hallan los cine clubes. A partir de la creación de los centros provinciales de Cine en 1989, estos colaboran con la Dirección de Prisiones en su atención.

Al igual que en otras instituciones, en 1963 se inaugura el Cine Club ICAIC para los trabajadores del centro. Ofrece una proyección semanal en el Cine de Arte de la Cinemateca de Cuba. En 1971 toma el nombre de Theodor Christensen, en homenaje al desaparecido documentalista danés, quien trabajó durante varios años en el ICAIC. Se mantiene hasta 1983.
También el Instituto de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de Cuba inicia la actividad de cine debates para sus trabajadores en 1973. Ofrece proyecciones, realiza debates, dicta conferencias y hace comentarios.
Dos años más tarde, surge el Grupo Fílmico Cine Club en el Mar, de los trabajadores del Puerto Pesquero de La Habana. Editan un boletín mensual llamado Panorama.

Como se ve, en estos años de intensa actividad en la promoción del cine como arte y reflejo de la sociedad, instituciones de diversa índole lo incluyen en los programas para sus trabajadores y el pueblo en general, como vehículo idóneo de superación cultural. Con la institución en 1976 de los Órganos del Poder Popular en todas las provincias, se crean las empresas provinciales exhibidoras de películas, que administrarán los cines y cooperarán con las actividades relacionadas con este arte en sus localidades, orientadas por el ICAIC. En 1989 se convierten en los centros provinciales de Cine y asumen dichas tareas hasta la actualidad.

En noviembre de 1976 se constituye en la ciudad de Santa Clara, el grupo de aficionados Cubanacán, que es un cine club de creación (cine hecho por aficionados) y de apreciación. A partir de 1983 se comienza a celebrar allí anualmente el Festival de Invierno. A este primer Festival concurren veinticuatro cine clubes que representan a trece provincias. Concursan películas en 16 mm y en video realizadas por los miembros de los cine clubes de creación. El Festival aumenta progresivamente su concurrencia y calidad; su prestigio rebasa nuestras fronteras y ya en 1990 recibe participantes extranjeros. A partir de esta década, comienzan a concursar los miembros del movimiento de cine aficionado, los alumnos de las escuelas de cine con trabajos de clase, y, por último, los creadores de los telecentros de todo el país.

También en septiembre de 1979 se crean en Villa Clara los cine clubes infantiles, organizados por Concepción Calá, analista de la Empresa Provincial de Cine. Inicialmente se limitan a cine debates con niños de cuarto y sexto grados pero después se amplía la actividad a un programa de apreciación cinematográfica, que sostiene encuentros semanales, vinculados al proceso docente, en diversas escuelas.
Otro cine club que ofrece sus actividades en la sala de la Cinemateca a partir de 1979, es el de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), cuya existencia se mantiene hasta enero de 1983. Proyecta filmes que por uno u otro motivo, no clasifican para el circuito de exhibición comercial.

Puede decirse que los años 1977 y 1978 marcan un momento importante en el desarrollo del cine clubismo en Cuba. Este punto de «despegue» tiene diversas causas: entre ellas, la creación del Ministerio de Cultura, que propicia la aparición de instituciones culturales como las casas de Cultura municipales, que desempeñarán un importante papel en el movimiento de los cine clubes; la reestructuración del Centro de Información Cinematográfica del ICAIC y la creación de su Departamento de Apreciación que permite la atención metodológica a los cine clubes del país de manera sistemática. El Círculo de Interés Cinematográfico de la Casa de Cultura de Plaza, en Ciudad de La Habana, en coordinación con el Centro de Información del ICAIC, organiza el movimiento nacional de cine clubes de apreciación y cine clubes de creación, que tiene entre sus fundadores a los realizadores Tomás Piard y Jorge Luis Sánchez.

    El Centro de Información en colaboración con el Ministerio de Educación Superior establece las líneas de trabajo y atención a los cine clubes, con un estilo que se sustenta en la relación directa e incluso personal con los responsables de los cine clubes y en la colaboración y organización de actividades. Esto explica el nivel de convocatoria que se alcanza cuando se cita para la creación del Comité Gestor que establecerá las bases constitutivas de la futura Federación Nacional de Cine Clubes de Cuba (FNCCC), en diciembre de 1984.(5)

El asesoramiento del ICAIC se inicia por el Círculo de Interés Cinematográfico de Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud.

Como una de las actividades colaterales del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en diciembre de 1981, se celebra en Cuba el I Encuentro Latinoamericano de Cine Clubes, presidido por Pierre Brossard, secretario general de la Federación Internacional de Cine Clubes (FICC), en el cual participan representaciones de diez países. En 1982 se instituye por la FICC el premio Quijote, que se entrega anualmente en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

En 1984, la Casa de Cultura de Plaza, convoca al I Festival Nacional de Cine Aficionado (Cine Plaza´84), que inaugura el viceministro de Cultura y presidente del ICAIC, Julio García-Espinosa. Cuenta con la asistencia de 75 cine clubes de la Isla –42 grupos de apreciación, 11 de ellos de Ciudad de La Habana y el resto de otras provincias, y 33 grupos de creación–. Este festival continúa celebrándose anualmente. En el primero se efectuó la asamblea constitutiva de la Federación Nacional de Cine Clubes de Cuba, cuya directiva estuvo compuesta por Santiago Álvarez, presidente; Mario Piedra, secretario general; Jorge Luis Sánchez, tesorero; Felix Álvarez y Amado de la Rosa, vicepresidentes; Rolando Packard, Concepción Calá, Noel Buchillon, Miguel Secades, Alfonso Bandera y Víctor Peix, como vocales. Ese mismo año la Federación cubana es elegida para la vicepresidencia regional del Comité de Cine Clubes de América Latina.

Por primera vez en América Latina, durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en diciembre de 1985, la FICC celebra en La Habana su asamblea general. En esa ocasión, el secretario general de la Federación cubana, Mario Piedra, es elegido vicepresidente en funciones de la FICC, cargo para el cual fue ratificado en la asamblea de 1987, celebrada en Checoslovaquia, y en la de 1989, efectuada en la República Democrática Alemana. En cierta forma, la Federación cubana se convierte en la representante de la FICC en América Latina y, en colaboración con sus colegas, organiza la reunión anual de los cine clubes del continente.

La FNCCC otorga por primera vez en 1985 el premio Mégano a la película cubana con mayores valores artísticos estrenada durante el año. También anualmente entrega el premio José Antonio González in Memoriam a la mejor crítica e investigación cinematográfica.
En el cine La Rampa, de la capital, se celebra el X Aniversario del Movimiento Nacional de Cine Clubes de Apreciación y de Creación en 1988, con la exhibición comercial de una muestra de más de veinte títulos, realizados por miembros de los cine clubes.
A partir de 1989 se inician los encuentros territoriales de cine aficionado, que abarcan el Festival de Cine Clubes de Creación y el de Cine Clubes de Apreciación.

"Alejandro Nevski“ (1938), de Serguei Eisenstein.Desde los inicios de la década de los noventa, debido a la grave crisis económica que atraviesa el país, conocida como «período especial», comienza a languidecer el movimiento de cine clubes y quedan activos solamente alrededor de doce. Pese a las dificultades, se mantiene el Festival de Invierno del Cine Club Cubanacán, en Villa Clara; el Encuentro de Cine Clubes Yumurí, en Matanzas; y el Festival Cine Plaza, en Ciudad de La Habana, lo cual contribuye a mantener vivo el movimiento de cine clubismo en Cuba.

La FNCCC, en 1996, convoca a una reunión para reorganizarse, en la cual se elige un nuevo ejecutivo presidido por el cineasta Pastor Vega. Como secretario general, se nombra a Rafael Acosta de Arriba, director del Centro de Información Cinematográfica del ICAIC. El Centro sigue atendiendo a los cine clubes hasta el año 2000, en que el ICAIC designa como secretario general a Roberto Smith, vicepresidente de esa institución, ya que estaba establecido por los estatutos y el reglamento de la Federación que ese cargo lo ocupara un funcionario del Ministerio de Cultura.

En un encuentro efectuado el 10 de abril de 2003 entre la Presidencia del ICAIC y el Comité Ejecutivo de la Federación, se solicitan oficialmente los cambios en los estatutos y el reglamento de la Federación, conducentes al funcionamiento de esta sin el asesoramiento, directo o indirecto, de cualquier órgano estatal. En la asamblea general celebrada en 2004, después de un largo proceso de análisis con el ICAIC, en el que intervienen también miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y representantes del Ministerio de Justicia, se aprueban los cambios pertinentes en los estatutos y el reglamento, y se establece una nueva estructura de dirección, que sienta los derechos jurídicos de la FNCCC como asociación independiente. A partir de esta nueva condición, el ICAIC mantiene relaciones de coordinación y colaboración con la FNCCC, lo cual ha fortalecido el trabajo del movimiento de cine clubes, que en la actualidad cuenta con setenta cine clubes, cuya membresía crece anualmente.

La FNCCC asiste, representada por su presidente, a los festivales internacionales de la FICC. En el celebrado en Italia en 2005, obtiene el premio Quijote, por el filme DeMoler, del realizador Alejandro Ramírez.

Hasta el año 1990 la sede de la FNCCC se encontraba en el ICAIC. Actualmente la sede, alternativa, se halla en la UNEAC y su órgano de coordinación y colaboración es el Ministerio de Cultura.

Los cine clubes cubanos han contribuido a divulgar ampliamente las obras maestras de todos los tiempos y a formar espectadores entendidos y críticos, que al estar en posesión de conocimientos cinematográficos pueden disfrutar y apreciar mejor los valores de un filme. En el caso de los cine clubes de creación han propiciado la formación y el desarrollo de cineastas que, conjuntamente con el movimiento de cine aficionado, han favorecido la aparición de nuevos directores y técnicos, algunos de los cuales incluso han conseguido insertarse en la industria. Muchas de las obras de cineclubistas han alcanzado premios en muestras y festivales.

NOTAS:

(1) «Han venido confundiéndose con frecuencia los campos de actividades de estas organizaciones (cine clubes y cinematecas) cuyas responsabilidades, si bien se complementan son por naturaleza bien distintas y definidas». (Ruda de Andrade, «La acción de los cine clubes y de las cinematecas en América Latina», en Cine Cubano no. 8, 1962, p. 36.)

(2) «[…] solamente con la cooperación de los organismos oficiales podremos tener algún día una Cinemateca […]. Ese día hoy no lo vemos tan lejos». (Tomás Gutiérrez Alea, en «Primer Programa de Clásicos del Cine», Nuestro Tiempo y Cine Club de La Habana, septiembre 28 y 29, 1951.)

(3) «El origen de la mayoría de las cinematecas de América Latina se haya en los cine clubes cuya labor –es justo mencionarlo– pese a la indiferencia del medio, ha sido asombrosamente fecunda gracias al desvelo de sus animadores.» (Héctor García Mesa, «Las cinematecas en América Latina», en Cine Cubano, no. 8, 1962, p. 36.)

(4) Raquel Pelta, «Imágenes para el cine. Un contexto para el cartelismo de Muñoz Bachs», en Imágenes de cine: Eduardo Muñoz Bachs, Valencia, España, Pentagraph Editorial, 2007, p. 15.
(5) Mario Piedra, «Situación del cine aficionado y de los cine clubes en Cuba» (artículo inédito).



 



Descriptor(es)
1. AFICIONADOS
2. CINE CLUB
3. CINE CUBANO

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital10/cap03.htm