FICHA ANALÍTICA

Las tres cartas entre Pablo y María.
Torriente Brau, Pablo de la

Título: Las tres cartas entre Pablo y María.

Autor(es): Pablo de la Torriente Brau

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 5

Año de publicación: 2007

Las tres cartas entre Pablo y María.

Junio 27, 1935.

Sra. Mary M. Spaulding, Hotel «Ansonia», Broadway y la 72, New York.

Distinguida amiga:

Bueno, aunque no somos amigos, se lo he puesto así porque no se me ocurría otra cosa mejor. Además, aunque he estado en Presidio nadie se deshonra siendo amigo mío y, por lo tanto, no debe Ud. sentirse alarmada por tan temerario tratamiento.

Debo decirle que queremos conocerla. Somos un grupo. Yo (bueno, como soy el que firmo, debo ir en primer lugar) Teté Casuso, Raúl Roa y Ada Kourí.

Previamente voy a darle alguna información de nosotros. Si no ha estado muy alejada del movimiento político de Cuba y se ha interesado alguna vez por las agitaciones estudiantiles, acaso recordará vagamente los nombres de los tres primeros, acusados persistentemente por Machado, Céspedes, Grau, los pentarcas, Mendieta y Batista, furiosos e intratables perturbadores de la sociedad cubana. Aunque somos ya viejísimos, todavía, algunas veces, se nos tacha de estudiantes. La cuarta persona todavía, por su edad, no se había metido en nada. Sólo acaba de casarse con Raúl Roa, el tercero.

En otro terreno, aunque Ud. no lo crea, los tres primeros somos autores. Yo, desde 1930 («Batey», libro de cuentos con Gonzalo Mazas); Teté Casuso («Versos míos de la libreta tuya», 1934) y Raúl Roa («Bufa Subversiva», 1935). Todos, además, tenemos varias obras «en preparación» como corresponde a autores graduados.

 Y nos proponemos, por lo pronto, lo siguiente, sin tratar de desplazar a nadie, ni de perjudicar a estrellas en decadencia: Teté Casuso, aunque es poetisa, asegura que su talento histriónico es tremendo; el Dr. Raúl Roa (había olvidado decir que era Doctor y que yo era periodista) sospecha que sería el mejor Director de Películas del mundo y en cuanto a mí me remito a otras opiniones que colocan a mi imaginación en uno de los primeros lugares desde los tiempos de Emilio Salgari a la fecha, por la cual, con la retribución correspondiente, puede ser que accediera a escribir argumentos para Hollywood. En cuanto a la cuarta persona, no dice nada, pero es bella y tiene ya un nombre que suena a estrella de cine.

Como quiera que Ud. a lo largo de varios años de lectura, nos ha demostrado que está enterada de todos los chismes habidos y por haber en Cinelandia, y como los cuatro sentimos casi fanatismo por el cine, como instrumento de expresión humana, hasta ahora, aquí, tantas veces inutilizado; y como, a lo mejor, después de tantos informes, no tendría inconveniente en hablar un rato con nosotros que estamos botados de Cuba por tratar de hacerla más humana, pues le escribimos para saber cuándo la podemos ver que menos engorroso le sea. Para nosotros, opulentos desocupados, cualquier hora y cualquier día es bueno, pero se habla mejor por la noche; hace más fresco. Pero, si Ud. tiene ventilador es lo mismo.

Aquí nos tiene a su disposición,

Pablo de la Torriente-Brau.

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Julio 1o--1935.

Sr. Pablo de la Torriente-Brau 612 West 135 St. Apt. 2. New York City.

Muy Señor mío:

Tengo el gusto de acusarle recibo de su atenta carta fechada el día 27 de los corrientes. Impuesta de su contenido, me veo privada por el momento de señalar fecha para recibir la visita suya y del grupo de compañeros a que se refiere la citada carta, pues salgo inmediatamente fuera de New York en una misión periodística, e ignoro cuándo regresar de nuevo.

Tan pronto me encuentre de vuelta, tendré el placer de comunicarme con Uds., aunque esto será únicamente con el fin de conocer a tan prestigioso elemento de mi patria, ya que yo no puedo dedicar mucho tiempo al «management» de artistas, por no ser mi línea ni quedarme lugar para ello.

Salude a sus compañeros en mi nombre.
Atentamente de Vd. (Fdo.)
Mary M. Spaulding Hotel Ansonia, New York NY.
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New York, 2, 7, 935.

Mrs. Mary M. Spaulding, Hotel Ansonia, New York.

Muy Sra. mía:

Tengo el gusto de acusarle recibo de su carta fechada el día primero de los corrientes.

Leída la misma a las personas interesadas en conocerla, hemos llegado a la conclusión de que cometimos un grave error al dirigirnos a Ud. en un tono propio para emplearlo con persona dotada de sensibilidad criolla, olvidándonos de que Ud. ha permanecido muchos años alejada de Cuba. Reconocido el error, le pedimos, pues, excusas, por habernos dirigido a Ud., tan ocupada, y por haberlo hecho en semejante tono, indigno de Ud., pero muy natural para nosotros, totalmente inexpertos en el «protocolo».

Debemos asimismo aclararle una confusión en que incurre al interpretar nuestra carta.

Nosotros nos dirigimos a Ud. sólo en broma. Ninguno de nosotros habla inglés, por lo que, en el cine, sólo podríamos aspirar al papel de extras mudos, y para ello no íbamos a emplear influencia tan poderosa como la suya. Además, como Ud. rechaza la posibilidad de ocuparse de nuestro «management», debemos aclararle que conocíamos relativamente sus actividades y sabíamos que Ud. nunca había aspirado a tanto dentro del cine. Sólo pretendíamos, pues, en nuestra ociosidad, y como hemos hecho con otros cubanos, conocerla, hablar un rato con Ud. sobre todos los chismes de Hollywood, en lo que está Ud. reconocida como una de las primeras espadas, como vulgarmente se dice; y, también, exponerle nuestra visión de este cine, tan pobre de inventiva, tan falso en lo social, tan teatral muchas veces, tan comercializado y del cual, Julio Camba hizo el mejor elogio al decir en su libro «Un año en el otro mundo», que la escena más dramática de que disponía para emocionar a las multitudes, era la de una muchacha llamando por teléfono a la policía, mientras con pistola en mano mantenía manos arriba a los gangsters, acabados de sorprender por ella... Además, hubiéramos hablado del genio de Charles Chaplin, Paul Muni, Fredrick March, James Cagney y de otras estrellas, y hubiéramos evocado «Amanecer», «El Circo», «La Avalancha de Oro» y otras grandezas indiscutibles del cine de antaño, del cine mudo, de cuando Ud., según nos han informado, obtuviera muy laudatorios elogios.

Sentimos, pues, haberle robado unos minutos de sus infatigables ocupaciones y todo para que no nos comprendiera; pero ahora le prometemos que ésta será la última vez, y hasta la relevamos de su amable compromiso de comunicarse con nosotros cuando regrese de sus labores periodísticas, porque nosotros también nos vamos. Hoy nos mudamos de aquí, y mañana partimos en misión científica para determinada isla del Mar de la Sonda e ignoramos cuándo podamos regresar.

Con saludos de mis compañeros, quedo de Ud. atentamente, Torriente-Brau.


Descriptor(es)
1. CINE ESTADOUNIDENSE
2. HISTORIA Y CINE
3. PERIODISMO CINEMATOGRAFICO
4. POLITICA Y CULTURA
5. TESTIMONIO

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