FICHA ANALÍTICA

Sucesos ensayados . Entrevista con Liv Ullmann y Erland Josephson.
Lewis, Kevin

Título: Sucesos ensayados . Entrevista con Liv Ullmann y Erland Josephson.

Autor(es): Kevin Lewis

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 5

Año de publicación: 2007

Sucesos ensayados. Entrevista con Liv Ullmann y Erland Josephson

Numerosos libros y monografías se han escrito sobre Ingmar Bergman, pero poco se ha dicho sobre las relaciones entre Bergman, Erland Josephson y Liv Ullmann. Sobre las relaciones entre estos tres creadores bien pudiera hacerse una película. Son relaciones de trabajo complejas y duraderas en la historia del cine: Josephson estaba con Bergman desde el principio y Liv Ullmann es su alter ego. Sarabanda (2003), es el canto de cisne de Bergman, una secuela de Escenas de la vida matrimonial (1973), que muestra el encuentro, treinta años después, de la pareja que estaba casada anteriormente. (Igual que el primer filme, este fue producido para la televisión sueca.)

En el transcurso de su carrera de sesenta y cuatro años, Bergman ha mostrado un abanico variado de temas en sus películas y obras teatrales. Bibi y Harriet Anderson, Eva Dahlbeck, Ingrid Thulin y Gunnel Lindblom han hecho muchas películas sin Bergman, pero siempre se les identificarán con su obra. Del mismo modo, y aunque Liv Ullmann posee una identidad artística autónoma debido a su carrera en el teatro y el cine norteamericano, es más conocida por sus papeles en algunas películas de Bergman más complejas e intelectualmente provocadoras: Persona (1966), La pasión de Anna (1969), Escenas de la vida matrimonial (1973), Cara a cara (1976) y Sonata de otoño (1978). Bergman y Ullmann tienen una hija, Linn Ullmann, que tiene ahora cuarenta años y es escritora y periodista.

 Liv Ullmann ha escrito profusamente sobre sus relaciones artísticas y personales con Bergman en sus memorias Changing (1977). La pareja se separó en 1970, después de vivir cinco años en la isla de Farö; sin embargo, mantuvo relaciones artísticas basadas en su profunda amistad. Igual que en Nueva York, Ullmann representaba a Bergman en los festivales y premiaciones, y recibió el premio Irving Thalberg por él, en la ceremonia de la Academia de Hollywood, en 1971.

Erland Josephson y Bergman se conocen desde hace más de sesenta y cinco años. Josephson trabajó en muchas obras teatrales y películas dirigidas por Bergman, incluidas El rostro (1958), El ojo del diablo (1960), Acerca de todas esas mujeres (1964), La hora del lobo (1967), La pasión de Anna, Sonata de otoño y Después del ensayo (1983). Ullmann lo dirigió en los filmes con guiones de Bergman (Infiel, 2000) y él escribió guiones con Bergman bajo el nombre de Buntel Erikson. Josephson dirigió también un filme con Sven Nykvist, camarógrafo de Bergman. La entrevista con Liv Ullmann se efectuó algunos días después del estreno de Sarabanda, en octubre de 2004, en el Festival del Cine de Nueva York. Erland Josephson fue entrevistado por teléfono en Estocolmo en el mes de enero. Hemos combinado sus entrevistas acerca de la influencia «mala y buena» de Bergman en sus vidas.

Su relación de trabajo con Bergman es la más larga que conozco entre un actor y un director. Usted debutó en el filme de Bergman Llueve sobre nuestro amor (1946), como oficinista en el despacho de un vicario.

 Erland Josephson: Sí, pero era un papel muy pequeño. El primer papel importante lo tuve en El rostro (1958). Este sí era un papel. En aquella época me interesaba más el teatro y no creía tener talento para el cine. Después cambié.

¿Cómo usted y Bergman concibieron su papel en Sarabanda, que es el mismo que en Escenas de la vida matrimonial, pero treinta años después?

Josephson: Me asombré de que me haya mostrado tan malo. Parezco muy malo en la película, pero no lo vi así cuando leí el guión. Yo era más tolerante con el personaje. La neurosis de Bergman alimenta su arte.

¿Cree que él preferiría ser como usted y Liv?

Josephson: ¡No! Trabajé con ambos en el teatro, la televisión y el cine. Cuando trabajaba en las películas de Bergman, habitualmente aceptaba papeles de un intelectual turbado sexualmente. Después trabajé durante años fuera de Suecia. Al volver a casa, vi que Bergman tenía una imagen algo diferente de mí debido a las películas en las que trabajé (especialmente, El sacrificio, dirigido en 1985 por Andrei Tarkovski).Yo estaba más conforme con el lado «mágico» del carácter de Bergman en los filmes como En presencia de un payaso (1997). No puedo quejarme.

¿En qué filme realizado con Bergman disfrutó más?

 Josephson: Me gustó participar en Después del ensayo. Pero también me gustó Fanny y Alexander. Cuando actué en estas películas, fue una época muy agradable en mi vida.

Señora Ullmann, Erland Josephson dice que Bergman siempre le daba papeles de un intelectual trasnochado. ¿Cree que también a usted la encasilló de la misma manera?

Liv Ullmann: Sí, creo que me daba papeles de él mismo. Con excepción de Escenas de la vida matrimonial. Cuando empecé en Persona, no lo entendía muy bien, tenía veinticinco años. Nunca me explicó nada, quería que estudiara el guión. Estaba observando a Bergman y sentí que se suponía que debería parecerme a él. No estaba intelectualmente madura, lo reconocía, pero sentí que lo estaba representando. Desde aquel momento, quiso trabajar conmigo. Él sintió que yo era una buena vocera para él: conociéndolo, sintiéndolo, comprendiendo lo que dijo sin verbalizarlo. Estoy segura de ello al ciento por ciento y él nunca lo negó.

 Si usted se parece a Bergman en sus filmes, ¿qué nos puede decir de él como director y como persona? ¿Qué vio en usted y qué usted vio en él?

 Ullmann: Creo que él pensaba que yo entendía bien lo que decía. Aunque no somos muy parecidos en muchos aspectos, en algunos otros sí nos parecemos. Hay muchas cosas en la vida que no son tan importantes para él. Me gusta agradar a la gente, pero él siempre decía que un director nunca podía agradar a la gente y que de ninguna manera debía mostrarlo todo a los hombres con quienes trabaja. Yo sé que es mi debilidad como realizadora. Siento pena por la gente y pienso: «¿Debo decirlo? ¿Se pondrá molesto este técnico si le digo que la luz no está bien?» A veces, hago una mala elección, porque no quiero herir a las personas. Eso a él nunca le agradaba. Me gustaría tener sus habilidades, pero me dejó dirigir dos películas. Nos parecemos y no nos parecemos. Necesitamos nuestras diferencias.

Con excepción de Lillian Gish y David Wark Griffith pocas actrices estaban tan conectadas con un director específico como usted lo ha sido con Ingmar Bergman.

Ullmann: Para él, he sido una actriz, una directora, la madre de su hija más joven y su mejor amiga. Lo mejor que me dijo una vez «tú eres mi Stradivarius», contestando a lo que yo decía en pocas ocasiones, como «tú eres un genio y yo soy solamente Liv y estamos haciendo todas estas cosas juntos».

 Sugiero que gracias a usted, Bergman es una persona mucho mejor y un creador mejor.

Ullmann: Gracias, muy amable de su parte. Trabajé tanto con él. Obviamente, cuando dirijo una película con su guión, se le considera «bergmaniana», y si mi película no es buena, es porque no es «bergmaniana».

Usted trabajó con Bergman durante casi toda su carrera de actriz. ¿Él permitía que usted improvisara en sus filmes o usted sintió que la moldeaba para estos papeles?

Ullmann: Antes de encontrarme con Bergman y trabajar en Persona fui actriz durante siete años —en el cine y el teatro, en mi Noruega natal?, y la mayor parte de mi trabajo fue con otros directores. Nunca me moldeó, no es eso lo que deseaba como director. Quería trabajar con personas muy creativas. Hasta cierto punto, me moldeé por respetar su trabajo.

Pienso en usted y en Lillian Gish porque igual que Griffith, Bergman exigió un gran esfuerzo físico de usted, sobre todo, en La vergüenza (1968), Cara a cara y La hora del lobo, pero no lo hizo con otras actrices. Usted utiliza a menudo el modo de actuar del cine silente, como en Persona, al mostrar sus emociones solamente a través de la cara.

 Ullmann: Él sabía que podía hacerlo. Sabe que estoy muy compartimentada y lo que hago en una película no afecta mi vida privada. Sabe que me gusta hacerlo. Creo que a Lillian Gish también le gustaba y, probablemente, por la noche, se tomaba un ponche caliente y decía: «Oh, tuve un día maravilloso.» Yo soy así y, tal vez, Lillian Gish y yo nos parezcamos más de lo que yo pensé.

¿Cree usted que Sarabanda es una compilación de los temas más importantes de Bergman?

Josephson: No, creo que Después del ensayo puede considerarse como el compendio de sus temas: las relaciones entre el director y sus actores. Ingmar que vive solo en Faro dice que lo único que extraña en la vida es el contacto con sus actores. Los extraña tanto... En Después del ensayo expone su filosofía de la actuación. Las películas posteriores son variaciones de este tema.

¿Cómo trabajó con Liv en Sarabanda? Tienen tanta compenetración en esta película como Hepburn y Tracy.

Josephson: Yo la quiero mucho y me gusta su humor. Me inspira mucho y además, somos como hermanos. Tengo una confianza completa cuando trabajamos juntos. También dirigió varias películas y es muy buena directora. Actué a sus órdenes en Infiel, en la que tuve a mi cargo el papel de Bergman.

Me dijo algo muy revelador sobre la dirección. Bergman no quiere amparar al actor y va a lo profundo, mientras que ella teme herir a los actores. No posee el instinto asesino de un director.

Josephson: Estoy muy agradecido por ello. No quiero que me asesinen. Ella está muy bien preparada y creo que evita agresiones.

 Evita confrontaciones.


Josephson: Ambos hemos tenido muchas confrontaciones con Bergman, pero estas aumentaron nuestra amistad. Uno aprende mucho más sobre el otro cuando es posible pelear. Liv es muy valiente como actriz. Enfrenta los conflictos mejor que yo. Soy más cortés, pero ella pelea mejor que yo.

¿Fue un filme fácil para usted?

Josephson: No tuve confrontaciones con Bergman esta vez, pero Liv formó una gran pelea con él durante las filmaciones.

Sarabanda tiene rasgos de un documental híbrido. Es inmediato y sincero, y están ausentes tomas que expresan puntos de vista e interrupciones de las escenas. El énfasis en el tiempo real es de la práctica documental.

Ullmann: Me parece que él quería algo parecido a un documental. Creo que arregla una especie de sucesos ensayados entre la gente. Sitúa a alguien en una mesa y lo entrevista luego como en un documental. No lo «entrevista» realmente, porque le da las palabras. Son sus palabras, pero se parece a una entrevista porque los actores miran a la cámara. Lo hago constantemente. Él habla con otras personas de modo no realista. Cuando los actores hablan, no lo hacen de modo natural, hablan a Ingmar, un documentalista que les impone sus réplicas.

Al final de Sarabanda, Johan expone su humanidad y soledad preguntando a Marianna si puede abrazarla evocando su matrimonio. También pregunta si puede quitarse su camisón empapado antes de meterse en la cama. Es un momento muy humano y no sexual.

Ullmann: No es sexual y, realmente, él no pide el abrazo. Se deja ver en toda su vulnerabilidad: desnudo. Es ella la que le dice: «¿Por qué no vienes y te acuestas conmigo?» Sí, él lo desea. No creo que sea porque estaban casados; simplemente, él quiere estar cerca de otra persona y sucede que esta persona es Marianna. No sabe si quiere abrazarla. En la cama se vira de espalda y ella también. No se trata del sexo. El está diciendo: «Véame, reconózcame, sepa quién soy», porque es un hombre muy vulnerable. Odia a su hijo que debería ser la persona más allegada, pero dijo muchas cosas terribles sobre él.

Josephson: Yo estaba muy emocionado al hacer esta escena, porque es tan triste...

Las mujeres en las películas de Bergman son mucho más complejas que los hombres. Siempre se comunicaba bien con sus actrices.


Ullmann: Sí, ellas dicen cosas que él no puede decir, pero que deseaba poder.

 Pienso que Sarabanda es uno de los dos o tres filmes más personales que hiciera alguna vez.

Ullmann: Diría que es el más personal.

Me recuerda mucho Sonata de otoño.

Ullmann: Él compara Sarabanda con Luz de invierno. Piensa que muestra el mismo tipo de familia.

¿Cree que Bergman realizará otra película o es el final de su carrera?

 Josephson: Creo que es el final, pero puede cambiar de parecer. De repente, empieza a hacer cosas. Es tan fuerte que no puede resistir el impulso.

¿Qué hizo el último día en el set de Sarabanda?

Ullmann: Terminamos la última escena y queríamos hacer una gran fiesta, pero él dijo que no la quería. Estábamos parados en la puerta y yo quise decir algo y abrazarlo con fuerza. Él andaba con un bastón y lo levantó, lo agitó y dijo: «ok, hasta luego, nos veremos», y salió.




Descriptor(es)
1. BERGMAN, INGMAR, 1918-2007
2. CINE DE PAISES NORDICOS
3. ENTREVISTA
4. PERIODISMO CINEMATOGRAFICO