El director madrileño Antonio Méndez Esparza estrenó en salas de cine españolas, La vida y nada más,  un nuevo drama suyo tras Aquí y Allá, esta vez rodado en los Estados Unidos y también con actores no profesionales.

El argumento de la película está centrado en un adolescente afroamericano con profundas carencias afectivas que reside en el norte de Florida. Su padre está en prisión, y el sustento de su familia es su madre, Regina (Regina Williams), a quien ayuda porque además tiene una hermana pequeña.

Méndez Esparza afirmó que quiso “darle voz a aquellos en circunstancias desesperadas. (…) Los obstinados temas familiares, la raza y el sistema legal son algunos de los problemas que se vertebran a través de la experiencia de los personajes”.

“Aún así, -continuaba- el objetivo de la película no es el simple hecho de juzgar o criticar sin ton ni son. En lugar de eso, vemos a través de la historia de Regina y su familia una realidad donde las acciones de los personajes quizá sean vistas como irracionales e incomprensibles, unas acciones que de igual modo van dirigidas hacia un sistema inflexible e implacable”.

“Hago películas para entender realidades diferentes a la mía -concluía-. Quizás nunca empiezo una película con autoreflexión sino, en lugar de ello, la empiezo con curiosidad, admiración y sentido de la naturaleza política de la película”.