“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Lucía Murat y el cine actual de Brasil
    Por Alain Arias Barreto

    Bien oculta su rostro los tiempos de terror. Observa, sonríe y pareciera haber tenido una vida plena, llena de satisfacciones, de dicha. Yo soy Lucía, dice, y detrás se escuchan los primeros acordes de un musical. Tal vez en otros años no hubiera dado su nombre con tal convicción. Pero la Lucía de hoy no es la militante política encarcelada en los setenta. No es la torturada que debe esconder para vivir. Ella convierte el presente en historias, crea, compone universos, sueña y hace soñar.

    El estreno en La Habana de Maré, nuestra historia de amor trajo a Lucia Murat por tercera vez al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Con una carrera que ha combinado periodismo, televisión y cine, Lucia ha logrado consolidarse como una de las realizadoras más notables en pródigo catálogo de creadores brasileños.

    LUCIA

    ¿Quién es esta Lucía?

    En un principio era una artista que hacía un cine en el que el contenido político resultaba el elemento central de la trama. Y es que mi carrera siempre estuvo vinculada a la política. Participé de los movimientos populares en medio de la dictadura militar en mi país. Eso fue muy fuerte en mi vida y en la de todos los latinoamericanos y de alguna manera fue marcando mi obra. Sin embargo, a esta Lucía otras inquietudes la motivaron a realizar Maré…
    Hacía mucho tiempo que quería hacer un musical. Si bien es cierto que en otras cinematografías, como la norteamericana, ha existido en los últimos tiempos un renacer del musical en el cine, en nuestro continente, y en mi país especialmente, aún sigue dormido. Creo que tenemos los ingredientes necesarios para explotarlo.

    ¿La idea?

    Un día pasando por la favela donde desarrollo la historia pensé en lo interesante que sería contar una historia en un lugar como ese, divido por bandas narcotraficantes que cada día condicionan el modo de vida de las personas aquel lugar. Era el escenario perfecto para contar una historia clásica, al estilo de Romeo y Julieta, pero llena de todos esos matices que distinguen a este país. La idea estaba ahí, solo que demoró más de tres años en concretarse.

    Quería que la clave estuviera en agrupar en un solo producto la diversidad de esos lugares. Por eso en términos musicales no opté solamente por la samba, que digamos que es el género que más nos identifica internacionalmente. La orquestación de la cinta incluye hip hop (muy representativo en los jóvenes de estos lugares), el rap, el funk y la samba, por supuesto. Todos mezclados de una forma coherente que nos sustentará el hilo dramático de la historia.

    Solo dos actores son profesionales. Hicimos audiciones en diferentes regiones del país para reunir al elenco. En un principio pensamos que sería difícil pues necesitábamos muchachos que no solo cantaran, debían adaptarse a una cámara y a parlamentos. Luego vimos y descubrimos un potencial increíble. Esta película ha ayudado además a alguno de ellos a abrirse camino con su cultura.

    ¿La claves para el espectador cubano?

    La principal conexión se establecerá por similitudes. El pueblo cubano y el brasileño son muy parecidos. Tenemos dos culturas mixtas. En Brasil lo blanco, lo indio, lo negro se mezclan para crear un país culturalmente muy variado. En Cuba es igual, lo veo en la calle. Además son dos países muy cálidos, en los que la música resulta un componente importante en la vida de las personas. Al realizar Maré … me propuse que aún cuando determinada favela centraría en términos de ubicación la historia, la trama debía representar la variedad de raza, género, estéticas y estatus existentes en el país.

    ¿Qué le parece La Habana como escenario?

    Cuando exhibo mis películas en otros Festivales puedo predecir en muchas ocasiones las reacciones de los espectadores. Por ejemplo, en el Festival de Berlín o en el Festival de Cannes el público que asiste generalmente tiene una situación económica muy solvente y por ello una formación estética bastante homogénea. Te permite esperar su reacción más distante respecto a la obra.
    Ahora mismo acabo de salir de presentar mi película en el cine Chaplin y me emociona mucho verlo muy lleno, con personas de distintas edades, muchos jóvenes, personas de diferentes formaciones. Cada una se hará una historia distinta a partir de sus propias experiencias, de su cultura individual.

    EL CINE

    ¿Cómo es el cine de este Brasil?

    Brasil es un país que cuantitativamente tiene una producción cinematográfica considerable. Anualmente se realizan de 50 a 70 películas. En términos numéricos aventajamos a muchos países de la región. Sin embargo, el problema fundamental de la cinematografía brasileña está en la distribución. Existen leyes gubernamentales que regulan de forma efectiva la producción. El gobierno apoya alternativas como las coproducciones y muchos de los realizadores nacionales han logrado establecer importantes relaciones con algunas compañías para asegurar el financiamiento de la obra.

    Sin embargo, existen grandes problemas en la distribución. En Brasil puede coincidir la proyección de películas nacionales con extranjeras y no existe una regulación que, al menos equilibre el proceso a escala nacional. Por ejemplo, el estreno de Spiderman en Brasil pudiera ocupar el 85% de las salas de proyección del país y, al margen, pudiera estarse proyectando en el 15% restante cintas de la región e incluso nacionales.

    ¿Cuáles son las causas?

    La primera de ella está relacionada con el ingreso directo que las grandes distribuidoras generan al país. Después que una compañía de renombre compra los derechos de distribución de una película, no importan tanto sus méritos artísticos (toda obra lo tiene y no lo dudo), lo más importante comienza a ser la generación directa de ganancia a partir de estrategias que garanticen llenar salas de proyección en un primer momento.

    Otro factor que incide en Brasil es el acceso de la población a estas salas. El costo de la entrada a un cine brasileño es muy elevado, un precio que solo pueden pagar los representantes de una clase social que pudiéramos denominar, clase media. Este elemento a su vez condiciona un problema aún mayor. La audiencia exige un producto. El entorno cultural de estas personas “afortunadas” que pueden acceder al cine por su estatus económico ha condicionado sus preferencias, por eso no es absurdo evidenciar sus preferencias a asistir al estreno de Spiderman (por continuar con el ejemplo) que al de otra producción que pudiera reflejar valores nacionales. Inundados de publicidad y en el intento de esquivar los problemas de su sociedad se comienzan a explicar tales decisiones.

    ¿Cuánto incide esto en la creación?

    Esta situación se puede complejizar aún más. Tenemos una producción fuerte cuantitativamente. Pero tenemos que agudizar más nuestras miradas. No dudamos del talento de nuestros nuevos realizadores, Brasil, como en todo nuestro continente existe en estos momentos un grupo audaz de creadores, algunos egresados de escuelas de cine y otros, provenientes de caminos como la actuación y el teatro, con un talento incuestionable. Sin embargo, un estudio de estos realizadores respecto al segmento poblacional que consumirá su obra produce reformulaciones tanto temáticas como formales.

    ¿Cómo se relaciona esto con el creciente mercado de la piratería?

    La relación es directa. En Brasil y en Latinoamérica la piratería es muy fuerte. No creo tener una visión conservadora respecto al tema. Existe una relación con los problemas de distribución pero no se agota el tema de la piratería solo con ello.

    Está sucediendo algo interesante. Por ejemplo, una película como Maré … fue un éxito de popularidad en Brasil. Esta popularidad se alcanzó en una mayor medida gracias a la red de comercialización pirata que al la distribución oficialmente establecida. De pronto, aparecieron varias copias de la cinta en formatos DVD y la película comenzó a verse en diferentes regiones del país.

    Si bien la piratería frena el sustento económico que ampara la producción fílmica obtenido a partir de la distribución, a la vez esta posibilitando en cierta medida un acceso y un compartir de ideas necesario. Aseguro que la piratería debe acabar, pero para ello deben ir acabando cada uno de los problemas asociados a ella que a su vez la generan, y este es uno de ellos.

    Brasil tiene una fuerte industria televisiva. ¿Cómo influye la televisión en este contexto?

    Negativamente, sin dudas. Es cierto que hemos consolidado una industria televisiva muy fuerte. El funcionamiento del negocio de la televisión en Brasil está sustentado en sólidas relaciones económicas. Las compañías televisivas de nuestro país traspasan las fronteras nacionales con mucha facilidad, amparadas en la calidad de sus productos y en lo efectiva de su comercialización. Nosotros, los realizadores cinematográficos, hemos querido aprovechar esta sólida estructura y nos propusimos en algún momento unificar a partir de un fin común, la producción audiovisual, ambas industrias, cine y TV. Entonces, los directivos de las empresas televisivas no aceptaron.

    ¿Cómo valora el cine latinoamericano en la actualidad?

    Brasil se inserta en un cine latinoamericano que rejuvenece. Si bien la década del sesenta marcó un momento fundamental en la creación cinematográfica de esta zona del planeta, hoy podemos decir que comienzan a darse los primeros destellos que más se han parecido a aquellos. Muchos bebimos de aquel boom, y hemos construido, realizado, creado con la mirada muy orientada a él. Por eso quizás algunos sintamos que ha faltado riesgo cuando el empeño ha sido impulsor.

    Me entusiasma mucho el trabajo de los jóvenes de ahora, particularmente el de los nuevos realizadores argentinos. Esta reciente generación de nuestro continente, con los referentes anteriores, se ha lanzado a crear con una fuerza y una imaginación increíble.

    ¿Cuál ha sido el saldo principal de estos 30 años de Festival?

    El propiciarnos un espacio para compartir los creadores de este continente es un valor inestimable de este Festival. Ha sido testigo y a la vez parte responsable de la evolución de nuestro cine. Cuando hablamos de un movimiento como el del Nuevo Cine Latinoamericano que representó y representa un momento trascendental en la cultura de nuestros pueblos, estará siempre incluido el aporte de este Festival.

    (Fuente: habanafilmfestival.com)


CINEASTAS RELACIONADOS
Lucía Murat


BUSQUEDA DE TEXTOS









RECIBA NUESTRO BOLETIN

APOYO DE
COLABORACION
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.
©Bootstrap, Copyright 2013 Twitter, Inc under the Apache 2.0 license.