Café de los maestros, coproducción argentino-brasileña-estadounidense, de Miguel Kohan, ha sido producida por tres figuras imprescindibles del cine latinoamericano actual, Lita Stantic, Gustavo Santaolalla y Walter Salle. El proyecto se basa en la convocatoria de las principales figuras entre las viejas glorias tangueras para participar de un álbum producido también por Santaolalla.
El filme es un cuidado y sensible registro de algunas anécdotas personales, de las sesiones de grabación del disco homónimo realizadas en los estudios ION y del impresionante concierto que en el Teatro Colón ofrecieron viejas glorias del tango, desde Horacio Salgán hasta Mariano Mores, pasando por Emilio Balcarce, Ernesto Baffa, Atilio Stampone, José Libertella, Osvaldo Berlingieri, Leopoldo Federico, Virginia Luque, Lágrima Ríos, Alberto Podestá, Nelly Omar y Ubaldo de Lio, entre otros.
Kohan construye un sobrio relato que se sigue con fluidez e interés, apoyado en los registros que muchos fotógrafos de inmenso talento —Guillermo Nieto, Marcelo Iaccarino y Diego Poleri, entre otros— consiguieron con su cámara urgente, tratando de captar la inmediatez, la espontaneidad y la emoción de esos encuentros humanos y musicales únicos e irrepetibles entre leyendas vivientes que cargan sobre sus espaldas con una parte muy importante de la historia del tango argentino.
La mística porteña con sus costumbres, sus pasiones deportivas y su arquitectura, los bailes en las milongas y la insoslayable veta melancólica también forman parte de un largometraje que, de todas formas, evita durante buena parte de su hora y media caer en el pintoresquismo for export, aunque su limitado metraje impide desarrollar en profundidad las riquísimas historias de vida de estos músicos que en todos los casos superan con holgura los 70 años y que en algunos están muy cerca de los 100.
Por las viñetas y pinceladas que se ven en pantalla, por la riqueza de sus vidas y de sus obras, cada uno de ellos merecería una película entera. Quizás una versión más amplia para DVD o para televisión puedan completar lo que aquí se vislumbra y que de por sí ya es apasionante.