“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Foto: Market Chile


    Maite Alberdi y su liderazgo horizontal en el cine documental
    Por Gonzalo Valdivia

    La directora de La Once (2015) y la recientemente estrenada La Memoria Infinita suele trabajar con equipos pequeños, repitiendo colaboradores y eligiendo sus historias con pinzas. “Si bien yo voy moviendo las ideas iniciales y tomo las decisiones finales, entre todos vamos creando”, indica.

    Desde que irrumpió con El salvavidas (2011), Maite Alberdi registra cinco largometrajes en 12 años. En la medida que su filmografía se ha ampliado, la realizadora ha sumado dos candidaturas a los Goya, un premio en el Festival de Sundance, un galardón en el Festival de San Sebastián y una histórica nominación a los Oscar, en la categoría de Mejor documental.

    Pero, conforme su carrera ha ganado reconocimiento internacional, hay algo que se ha mantenido intacto: su interés en retratar mundos íntimos con una sensibilidad que pocos documentalistas pueden ostentar, dando como resultado cintas entrañables y capaces de despertar un amplio abanico de emociones y reflexiones. Y para alcanzar ese objetivo se ha rodeado de un grupo de colaboradores con que los que trabaja estrechamente y, según sus propias palabras, sin optar por un trato vertical.

    “Creo que el liderazgo en mis películas es ante todo horizontal en la creación. Somos un grupo pequeño y vamos en dialogo construyendo juntos”, señala la cineasta a Culto.

    Durante los rodajes está acompañada permanentemente por Pablo Valdés, encargado de la dirección de fotografía de todos sus largometrajes, además de los cortos Yo no soy de aquí (2016) y Las fugitivas (2021), suerte de spin-off de El agente topo (2020). Él es su mejor aliado mientras está filmando en una escuela para personas con síndrome de Down (Los niños) o en la casa del matrimonio conformado por Augusto Góngora y Paulina Urrutia (La memoria infinita).

    Una vez que reúne gran parte del material con sus protagonistas, confía en la destreza de la montajista Carolina Siraqyan, con quien trabaja desde que realizó la cinta protagonizada por Sergio Chamy. Y en la música recurre a José Miguel Miranda y José Miguel Tobar, una de las duplas más fecundas del cine chileno, también conocida simplemente como Miranda y Tobar.
      
    “Si bien yo voy moviendo las ideas iniciales y tomo las decisiones finales, entre todos vamos creando y entre todos trabajando. Esa es la gracia de ser un equipo pequeño, porque todos tienen roles importantes, todos hacen muchas cosas al mismo tiempo. Entonces cada uno es jefe de área y ejecutor de muchas cosas, y tenemos el mismo nivel de responsabilidades”, explica Alberdi, fundadora de Micromundo Producciones, compañía que también integran los productores Marcela Santibáñez, Daniela Sandoval y Nicholas Hooper H.

    La realizadora colabora desde hace casi una década con Alexandra Galvis, directora de Market Chile, la empresa que ha estrenado todos sus filmes en salas del país desde La once. “Creo que Maite, además de ser una directora increíble, es una gran productora, porque entiende muy bien adónde van a ir sus películas. Es muy fácil trabajar con ella como distribuidor”, afirma.

    Juntas han ideado diversas estrategias para el lanzamiento de cada una de sus cintas, por lo que ha sido testigo privilegiada de cómo el nombre de la cineasta se ha consolidado entre cinéfilos y público general. Y, además, de la manera en que se orquestó la campaña para que El agente topo lograra una candidatura a Mejor documental en los Oscar y quedara en la “lista corta” de la categoría de Mejor película internacional.

    “Se ha ganado el derecho a llegar a todos lados haciendo documentales y construyendo una marca. El tema por supuesto que es importante y que los protagonistas son los que hacen la película, pero la mirada de la Maite te promete que vas a conocer un mundo con un gran nivel de sensibilidad y de humildad. El documental es un género silencioso y ella maneja esos silencios como nadie: tú ves su mano, pero es una mano casi invisible”, plantea Galvis.

    Y concluye: “Su sello es acercar historias sobre la realidad y metértelas en el corazón con la facilidad de cualquier película que podrías encontrar en el cine”.

    (Fuente: latercera.cl)


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