“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Dólares de Arena, donde deseos e intereses coexisten
    Por José Luis García

    Mexicano y dominicana, Israel y Laura Amelia son dos realizadores que en sus películas tratan de acercarnos al lado más íntimo y humano de esos personajes que siempre han tenido o tienen un natural grado de incoherencia, bien porque están a destiempo o porque han iniciado caminos que no saben de qué modo continuarlos. La actriz Geraldine Chaplin es la protagonista de esta nueva historia que tuvo su presentación mundial en el Festival de Toronto y que, rodada en la República Dominicana, nos aproxima a sentimientos, problemas y actitudes que tienen que ver con la emigración, las relaciones, el romance y las mujeres.

    Dólares de Arena es en particular la mejor película hasta ahora de este dúo de realizadores que con capacidad e ingenio siempre nos suelen presentar en sus filmes personajes a los que, por uno u otro motivo, los deseos inalcanzables y los intereses no expresados con las palabras confluyen en una dirección pujante. Por un lado tenemos a una joven dominicana llamada Noelí (Yanet Mojica) que cada tarde se desplaza junto a su pareja a las playas de las Terrenas para intentar sacar ventaja económica y ganar algunos dólares a costa de alguno de los centenares de turistas que rondan el lugar. Por el otro, Anne (Geraldine Chaplin) es una francesa de edad madura que con el paso del tiempo ha encontrado en la isla un refugio ideal donde pasar sus últimos años.

    Noelí quiere viajar con la francesa y quedarse a vivir en París para mandarle todos los meses dinero a su novio, que ante los ojos de Anne se hace pasar por su hermano. Las dos mujeres aparentan tener motivos de conveniencia para mantener su relación, pues la extranjera parece estar dando rienda suelta a aspiraciones e intereses que probablemente había mantenido ocultos desde su juventud. Aunque la relación se mantiene inicialmente en torno al dinero, poco a poco planea sobre la película la posibilidad de que los sentimientos de las dos se vuelvan más dudosos.

    El filme presenta una mirada concreta sobre los deseos que en general tiene la juventud dominicana, ligados a la necesidad de creer y suponer que más allá del horizonte marítimo pueda existir una vida mejor y más próspera. Noelí en ningún momento parece pensar que se está prostituyendo. La otra cara de la moneda, y nunca más bien expresado en este caso, la representan aquellos extranjeros solitarios que no han alcanzado su paz interior en el país que los vio nacer y que quieren aprovechar su mejor poder adquisitivo para comprar esa compañía y, de paso, evocar tiempos pasados o simplemente darle aire a sensaciones que tenían reprimidas. Paradójicamente, su idea es la de que pueden aportar algo útil al lugar al que han emigrado.

    Ambos casos conservan una importante carga dramática e incluso trágica, pues en cuanto a la joven el irse supondría una inevitable separación física en lo que respecta a los vínculos familiares y sentimentales, y en cuanto a la mujer mayor refleja el síntoma de un fracaso a la hora de llevar a cabo su realización personal al no haber encontrado todavía su lugar satisfactorio en la vida.

    Cárdenas y Guzmán han trabajado esta película a partir de un guión adaptado libremente de la novela Les dollars des sables del autor francés Jean-Noël Pancrazi. La veteranía de Chaplin y las buenas actuaciones del resto del elenco completan una historia muy bien contada por quienes ya podemos considerar todo unos expertos en la narración cinematográfica que además se han visto favorecidos por una historia que se acopla perfectamente a la línea que habían venido manteniendo porque si recordamos, también Carmita era un personaje que sufría la tragedia de no haber podido cerrar en su vida todos aquellos círculos que había abierto en su imaginación, deseos y pensamiento, y lo mismo ocurría con el protagonista de Jean Gentil, otra de sus anteriores películas.

    Cámara en mano, imágenes subacuáticas y el reflejo de algunos ambientes festivos del país, son otros de los ingredientes de un filme que ofrece en sus créditos finales los sones de una conocida canción de Juan Bautista que lleva por título “Estoy aquí pero no soy yo”.


    (Fuente: Cinestel.com)


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