“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Luisa María Jiménez


    La actriz cubana Luisa María Jiménez sin miedos
    Por Rubens Riol

    La actriz cubana Luisa María Jiménez, con una destacada carrera en cine, televisión y teatro, fue homenajeada en la recién concluida edición del Festival del Cine Pobre de Gibara. "Nunca me creo merecedora de tales agasajos. No tengo una carrera cinematográfica larga, aunque mi carrera como actriz sí sea bastante significativa; pero mi imagen tiene una cierta aceptación, un reconocimiento. Siempre estoy pensando que no he hecho nada, que lo que tengo que hacer está todavía por venir", expresó la actriz.
     
    Creo que también llegó la hora de que se mirara en retrospectiva toda su obra, no solo su carrera cinematográfica. Todas las personas en Cuba saben quién es Luisa María Jiménez, "la Tojosa", y definitivamente hay un camino de consagración en la actuación para teatro, televisión y cine. Que el homenaje sirva como inspiración en este momento en que, rebasando la muerte, usted se hace, seguramente, tantas preguntas.

    Cuando se está al borde de la muerte, cambian la vida, la mirada, los puntos de vista; se produce un vuelco y te replanteas la vida de otro modo, quizá con más sentido.
     
    ¿Ha estado involucrada en otras ediciones del festival?
     
    Creo que desde el primero… También fui jurado en una ocasión. Una de las obras que me han traído a Gibara ha sido Barrio Cuba. A Humberto Solás le debo mucho; mi personaje en esa película me trajo tres premios internacionales, entre ellos, el Coral. Tengo los mejores recuerdos de esa película no por los premios, sino porque fue una dicha, un orgullo y toda una experiencia trabajar con Humberto.
     
    ¿Qué significaría ahora volver a Gibara después de esa vivencia, y para recibir un homenaje?
     
    Imagínate, Gibara me va a parecer distinta porque la imagen de Humberto era allí como un faro, una luz. Aunque no lo vieras o no estuvieras todo el día pegado a él, esa presencia tenía una energía que nos atrapaba y nos unía a todos. Uno salía, iba al cine, a las actividades, pero también porque iba a ver a Humberto. Él era el sentido de todo aquello. No he vuelto desde que falleció, y obviamente creo que voy a sentir ese vacío; pero al mismo tiempo, sé que desde donde quiera que se encuentre él va a estar feliz por este homenaje que me van a hacer. Desde cualquier rincón de Gibara por donde estuvimos, donde se sienta o respire aún su presencia, Humberto va a estar mirándome y felicitándome por estar…Y yo se lo estaré dedicando.

    ¿Qué opina sobre un festival como este, que coloca al ser humano en el centro de sus intereses, a partir de propuestas que vienen del cine de autor, independiente y de bajos recursos? Imagino que conoce que, en tanto festival de bajos presupuestos, estuvo a punto de desaparecer… 

    Todo esto se ha unido para que me sienta especial. Yo pensé que el festival iba a morir, y estoy muy contenta de que se hayan percatado de que Lester está luchando por llevarlo de nuevo al lugar que le corresponde… quizás más allá, porque es una figura joven que está empezando su carrera y que puede hacer mucho por el cine independiente.

    El cine independiente en Cuba está tomando fuerzas, luchando contra viento y marea, abriéndose puertas. Los jóvenes directores que han emprendido esta batalla son audaces. Yo los felicito a todos porque están luchando por abordar temas nuestros, de nuestro tiempo, y prácticamente sin recursos. Si finalmente logramos que el Festival quede instituido para la continuidad de nuestra cultura cinematográfica, se van a hacer cosas maravillosas porque hay un gran talento y hay una gran fuerza. Falta todavía para que se acaben los miedos, para que de verdad se pueda crear con toda la libertad que nos merecemos y que merecen los directores, que merece este cine de autor; pero yo creo que se va a lograr y que el Festival de Cine Pobre va a dejar de ser un gladiador en el centro del campo de batalla.

    Hace un rato hablaba de Barrio Cuba, y yo quisiera que usted valorase la significación del personaje de Magaly en su carrera.

    El personaje de Magaly está dentro del abanico de mujeres del cine de Humberto. Él dedicó gran parte de su cine a la mujer, a lo que ella ha representado en distintos tiempos y a su emancipación en todos los sentidos. Esa voluntad está en las Lucías, en Amada, en Manuela —esa mujer heroína desde la pobreza—; y nadie como él para conocer a la mujer, para hablar de ella tanto y de un modo tan singular. Humberto era un conocedor del pensamiento femenino y de lo que es una mujer en la sociedad, y mostró toda la paleta de colores en sus películas.

    Magaly no escapa a eso. Ella es infinitamente pobre, de bajo nivel cultural, una simple enfermera que no fue más allá y que tiene que ayudar a su familia. Ella representa a todas esas mujeres que deciden irse por el camino más fácil. Como actriz, Humberto me llevó al límite, me exprimió como una naranja y, llegado el momento en que apenas supe qué más hacer por el personaje, me hizo descubrir muchísimos caminos; me sentí como pez en el agua porque, como él, soy una inconforme. Para mí, su método fue un ejercicio vital. Es una pena que no hayamos podido trabajar más juntos. 

    En tu imagen siempre veo a Mariela, la de El naranjo del patio, que es al mismo tiempo la Magaly en bicicleta de Barrio Cuba. Es como si hubiese una coincidencia, un guiño…

    Eso lo decidió Humberto. Es una imagen que a él le gustó también: el pelo suelto al aire… Me dio mucha pena preguntarle por qué insistía en repetir esa imagen… De cualquier modo, es uno de los personajes más lindos, más agradecidos que he hecho.

    A ver, me gustaría hacer más cine, claro, es como una laguna para mí; pero los personajes que he hecho, todos, son los personajes que tenía que hacer, eran como destinados para mí. No estoy disgustada con mi carrera porque me ha dado grandes emociones, y esos personajes son amados por la gente. No he hecho más cine, pero tengo esa compensación. Y bueno, ya volveré al cine: estoy viva y tengo todavía mucho para dar. Ahora vengo con una fuerza distinta y espero que los directores lo noten [ríe]. 

    En Gibara te veremos como protagonista en una muestra fotográfica de Pedro Coll, fotografías de desnudos… ¿Cómo se conocieron, cómo fue la experiencia? 

    Coll es un fotógrafo muy interesante, de una carrera larga y meritoria. Lo conocí en el rodaje de una película que acabo de hacer con Magda González: Por qué lloran mis amigas, en proceso de edición. Él estaba tomando fotos detrás de las cámaras; le interesaba el mundo interior de los actores y de los técnicos dentro de un rodaje. Así recogió montones de momentos de todos nosotros y de mí hizo muchos. Más adelante nos hicimos amigos, y me habló de hacer estas fotos diferentes.

    Esta idea yo la he tenido siempre en mi cabeza: desde que me convertí en una actriz profesional, siempre soñé con esto. La fotografía me encanta. Fui modelo, he sido retratada por Korda, y lo tenía dentro de mí: desnudos, pero de la manera en que yo lo sentía. Tampoco iba a ser cualquier fotógrafo.

    A Coll no le hablé de desnudos en un inicio; le dije que quería hacer fotos diferentes, fotos desde la mujer que soy, con esta edad que tengo. Estas son fotos muy recientes. Uno no se puede ir de este mundo sin darse los gustos que necesita, y yo tenía que hacer esto porque era una necesidad interna, liberadora. En este punto de mi vida, ya no tengo miedos.

    La exposición se llama La actriz pues es el mundo interior de la actriz, por dentro y por fuera. Estoy feliz de que se muestren las fotos. Va a haber detractores, comentarios…, perfecto: las actrices estamos siempre en la mira del mundo. No le temo a eso. Estoy feliz, también, porque que yo sepa, fotos así no las ha hecho nadie en Cuba… tengo la primicia.

    En una de las primeras escenas de Barrio Cuba, usted sale en un desnudo integral tomando un baño «a la cubana», con un cubo y un jarrito ¿Quién lo sugirió? ¿Fue un desafío? ¿Qué opina sobre el tratamiento del desnudo en el cine cubano y cómo lo asume usted?

    Humberto puso la escena, aunque inicialmente no estaba en el guión. Un día entró de pronto al camerino y me vio en ropa interior; ahí empezó a piropearme y se le ocurrió la escena [ríe]… ¡Qué bárbaro era! Claro, con la escena acentuaba mucho más la pobreza de Magaly.

    Yendo a la pregunta, sí creo que se está abusando un poco del desnudo en el cine cubano. Nuestro cuerpo es nuestro templo y desnudarse es un acto que puede causar una inquietud en las personas que nos miran; si se hace en vano, agrede al público. Ya el cuerpo humano es fuerte; si le añades más crudeza es perturbador, y eso hay que saberlo manejar.

    La exposición privilegia algunas instantáneas donde usted aparece completamente desnuda, aunque no son todas ¿Cuál es su relación con la belleza, con el cuerpo? ¿Hay un poco de vanidad en esa relación…?

    Hay una vanidad, claro. El actor debe ser un poco narcisista pues se expone todo el tiempo, se desnuda por dentro y por fuera; tiene que saber quitarse las telarañas y el tejido muerto desde todos los ángulos. Mostrarse así también es un ejercicio de actuación muy completo, y una liberación.


    (Fuente: Festivalcinepobre.cult.cu)


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