Compartir en las redes sociales
Ir a la página de inicioContactoBuscarEnlaces
Entrevista a Giuseppe Richeri

¿Cuáles son las principales características de la estructura de medios de su país?
En cuanto a los consumos mediáticos, Italia se caracteriza por una marcada distancia entre la posibilidad de acceder a los medios y el uso efectivo de los mismos, excepto en el caso de la televisión.

La TV y la radio están presentes en más del 95% de los hogares, los libros y periódicos están presentes en más del 70% de los hogares y también el videograbador (70%), la PC (50%) e Internet (35%) han alcanzado una amplia penetración. Sin embargo, el número personas que utilizan estos medios regularmente, salvo en el caso de la TV, es sensiblemente menor en relación a las posibilidades de acceso. Mientras la TV se utiliza regularmente (al menos tres veces por semana) por más del 95% de los italianos, la radio es utilizada regularmente por el 58%, los periódicos por el 45% y los libros por el 42%, las publicaciones semanales/mensuales por el 30%, Internet por el 20% y el videograbador por el 11%.

Casi la mitad de los italianos (47%) tiene un consumo muy poco variado de los medios. Casi el 10% usa solo la TV regularmente, mientras el 38% usa principalmente la TV a la cual se agregan o la radio o los diarios. En este marco es necesario señalar que Italia, en el contexto europeo, es uno de los países donde los medios impresos tienen menor difusión (junto con Grecia, Portugal y España). Las causas de esta “depresión” son variadas, pero la situación está ligada en gran parte al hecho de que hasta hace algunas décadas la tasa de analfabetismo y semi-analfabetismo era aún elevada en muchas regiones italianas así como lo es aún hoy el llamado “analfabetismo funcional”.

En cuanto a la oferta, Italia es el país europeo donde se da la mayor concentración, empezando por el hecho de que dos empresas (Rai y Mediaset) controlan alrededor del 90% de la audiencia y el 80% de los recursos del mercado televisivo en su conjunto. Los periódicos de edición diaria están bien diversificados, con más de 70 ediciones principalmente locales y regionales. Son pocas las ediciones que tienen una apreciable difusión nacional (no más de 10), sin embargo algunas de las más importantes, como La Stampa e Il Corriere della Sera tienen un mercado concentrado en la propia provincia de origen. Los recursos de la prensa cotidiana están estancados desde hace años y los balances de los periódicos no son precisamente florecientes. Las ventas, después del fuerte crecimiento de los años 80 (+20%) y de una subsiguiente regresión se han estabilizado desde hace tiempo en torno de 6 millones de copias por día, mientras las inversiones publicitarias sufren la fuerte competencia de la TV, que absorbe más del 50% de las inversiones publicitarias totales. Una de las características históricas de la prensa italiana es la de estar controlada por editores que tienen fuertes intereses en otros sectores de la economía, o que son expresión directa de partidos políticos.

En consecuencia, los periódicos frecuentemente se ven orientados hacia elecciones y objetivos ajenos a los intereses puntuales de la empresa editorial. Por dar algunos ejemplos, La Stampa es de la Fiat, Il Corriere della Sera perteneció durante muchos años a la Fiat y actualmente es controlado por un grupo financiero que tiene participación en muchos sectores económicos, La Repubblica es controlada por Carlo De Benedetti (telecomunicaciones), Il Giornale es controlado por el grupo Berlusconi, Il Sole 24 Ore es de la Confindustria (Confederación de Asociaciones de Empresarios).

¿Qué desafíos presentan la convergencia y la globalización en el marco de la sociedad de la información, para las políticas de medios?
Creo que el gran desafío para la política de medios es el de favorecer el desarrollo de las nuevas redes y de los nuevos servicios, por un lado garantizando el mayor acceso desde el punto de vista social y cultural y, por otro, impedir la formación o el fortalecimiento de trusts, grupos de control, y la concentración los mercados. Un segundo problema igualmente importante se refiere a las relaciones y los flujos de intercambio entre un país y el contexto internacional. La convergencia y la globalización ofrecen oportunidades particularmente favorables a las empresas dominantes en algunos sectores para fortalecer y extender su posición. Para evitar esta tendencia es indispensable intervenir con una política de medios capaz, por un lado, de encauzar esta tendencia o de oponérsele y, por otro, de favorecer el desarrollo de iniciativas que se orienten en la dirección opuesta (multiplicación de los actores, diversificación de la oferta, reducción del desequilibrio entre importaciones y exportaciones de tecnologías y contenidos de comunicación, etc.). A todos les queda claro que si se deja que operen libremente los mecanismos del mercado y la filosofía que la Organización Mundial del Comercio pretende imponer a todos los países en todos los campos, incluido el campo cultural, para muchos países la convergencia y la globalización tendrán como efecto inevitable la reducción del pluralismo, de la diversificación, de las oportunidades de acceso al mercado de los medios y el efecto de bloquear las iniciativas de comunicación no comerciales (aquellas con fines sociales, culturales, comunitarios, de servicio, etc.)

Existen muchos casos que permiten demostrar que es ésta la situación real. Bastaría observar atentamente el caso de la TV digital en Europa, que por un lado ha favorecido la formación de posiciones dominantes o monopólicas en el sector, y por otro ha agravado fuertemente la dependencia de los países europeos respecto de los Estados Unidos en el campo de la industria audiovisual. A comienzos de los años 90, Europa importaba productos de la industria audiovisual estadounidense por 2.000 – 3.000 millones de dólares, mientras hoy lo hace por 8.000 – 9.000 millones. Mientras las exportaciones europeas hacia los Estados Unidos, en el mismo período, jamás han superado el 10-12% de las importaciones.

La convergencia y la globalizacón han producido efectos evidentes en el mercado italiano de los medios y sobre las estrategias de algunas empresas, si bien por ahora los resultados económicos están muy lejos de ser satisfactorios y los pronósticos son también inciertos. En general, muchas empresas mediáticas, entre las cuales se encuentran los periódicos, las radios y las televisiones más importantes (las de alcance nacional) han aprovechado la convergencia para lanzar nuevos productos y servicios en particular ligados a las oportunidades ofrecidas por Internet. Luego de una etapa de lanzamiento particularmente dinámica que ha implicado alianzas, joint ventures y adquisiciones la situación se ha desacelerado mucho, frente a los decepcionantes resultados económicos. Tal ha sido el caso de periódicos como La Repubblica, de televisiones como Mediaset, de editores de libros, como Feltrinelli para nombrar solo algunos de los más conocidos.

Un segundo fenómeno ligado a las expectativas de la convergencia es el que ha visto entrar en el mercado televisivo a Telecom Italia, el mayor operador de telecomunicaciones. Luego de algunos acontecimientos tragi-cómicos en el campo de la TV por cable y fracasos en el de la TV paga satelital, hoy Telecom Italia controla dos redes televisivas nacionales terrestres y es accionista minoritaria de Sky Italia, la plataforma de TV digital satelital nacida en el verano europeo del 2003 y controlada por Rupert Murdoch con poco más de 2 millones de abonados. En los últimos tiempos tanto Telecom Italia como otros operadores de peso secundario (por ejemplo Fat Web, Fiscali, etc.) están tratando de entrar en el mercado televisivo también a través de las redes de banda ancha y los servicios DSL explotando sobre todo sus posibilidades de transmitir una multiplicidad de canales televisivos digitales e interactivos.

Pero el compromiso más importante y más incierto es el de la TV digital terrestre y del abandono definitivo de la TV analógica. A fines del 2003 comenzaron a transmitir dos multiplex (5 canales de TV digital terrestre cada uno) de la Rai y de Mediaset, con una cobertura del 50% de la población, según la ley de reforma televisiva recientemente aprobada por el parlamento, y considerada “nacional”. El gobierno actual tiene la intención de mantener el compromiso del gobierno precedente de pasar a “todo digital” antes de fines del 2006, pero la mayoría de los observadores es muy escéptico respecto de la posibilidad de hacer entrar en más de 20 millones de casas los decodificadores y set top boxes digitales en sólo 3 años. No se visualiza cuál pueda ser la motivación que impulsaría a las familias a adquirir las terminales digitales. Aunque hubiera una oferta de canales digitales formidable, cosa que no hay y no se sabe tampoco cómo podría financiarse, los tiempos de adquisición de las familias serían naturalmente mucho más lentos de lo necesario. El gobierno ha previsto formas de ayuda económica para facilitar la adquisición de las terminales digitales por parte de las familias más desfavorecidas pero esta iniciativa no parece suficiente para respetar la fecha del 2006. Los motivos que han movilizado al Gobierno italiano en esta dirección son fundamentalmente dos: el primero es el de poder explotar las frecuencias hertzianas de manera más eficiente, flexible y económica, el segundo es el de proporcionar con la TV digital el acceso a Internet en todas las familias y de garantizar de ese modo el acceso universal a los “servicios de la sociedad de la información”, y en primer lugar a la administración pública (e-government), introduciendo así un fuerte proceso de modernización de la sociedad nacional.

En realidad existe también una tercera interpretación, de naturaleza política (partidos de oposición y críticos independientes) según la cual la aceleración que el gobierno ha impreso al desarrollo de la TV digital terrestre se vincula con el interés del partido mayoritario Forza Italia, cuyo líder es Silvio Berlusconi propietario de Mediaset, de multiplicar rápidamente el número de canales de TV de cobertura nacional de modo de sustraer al grupo Mediaset de las normas anti-trust que le impondrían si transfirera una de sus redes terrestres que operan en blanco al satélite. Lo cual comportaría un sensible daño económico para la empresa.

¿Qué elementos conceptuales considera centrales para la definición de una política que permita democratizar las comunicaciones?
Los elementos conceptuales son los mismos de siempre: pluralismo de las fuentes, diversificación de la oferta, acceso universal a los servicios, etc. Y para la información independencia, equidistancia (o equidad), completud, pluralidad de las fuentes y de los puntos de vista, etc. El hecho sobre el cual reflexionar es que la innovación tecnológica ofrece grandes oportunidades para aplicar cada vez mejor estos conceptos, pero que sus aplicaciones muchas veces se orientan en la dirección opuesta: concentración, homogeneización, control, etc.

La TV digital representa una gran oportunidad de bajar las barreras al ingreso en el mercado televisivo, o bien de hacer ingresar a nuevos operadores, aumentando sensiblemente la pluralidad de los sujetos y la diversificación de la oferta, de alcanzar mayor flexibilidad, mayor accesibilidad y mayor capilaridad tanto a nivel nacional como local en la producción y la distribución de contenidos editoriales de todo tipo (creación de transmisiones de TV descentralizadas hasta el nivel municipal, etc.). Además, las tecnologías digitales representan una formidable ocasión para ampliar sensiblemente la base productiva de la información y de los varios contenidos destinados a los medios masivos, y por lo tanto la ocasión para una fuerte multiplicación y diversificación de las fuentes. Mucho depende de las reglas que se pretenda aplicar, por un lado para impedir que la importante concentración en los medios, aumente con el desarrollo de las nuevas tecnologías; por otro para favorecer el desarrollo de la diversificación y del pluralismo tanto en el frente de la producción como en el de la difusión/distribución y del acceso (las tecnologías permiten bajar los costos de los aparatos, de las redes, de los contenidos, mientras las estructuras del mercado pueden invertir la situación y hacer aumentar los precios de todo, aumentando también la discriminación entre los más y los menos favorecidos económicamente).

Concretamente: en el momento en que se decide lanzar la TV digital terrestre y poner a su disposición 5-6 multiplex, aumentando así los canales de TV nacionales en 25-30 canales, el gobierno de un país puede decidir aplicar un modelo de desarrollo que puede variar entre estos dos extremos: por un lado otorgar los 25-30 nuevos canales a otros tantos nuevos sujetos (empresas, instituciones, etc.) por otro otorgarlos todos o en su mayoría a los sujetos que ya dominan el mercado de la TV analógica terrestre. En el primer caso prevalece la atención a la democracia política, en el segundo la atención a la potencia económica, cosas que en este campo no siempre son compatibles.

Una política para democratizar la comunicación debe considerar sin falta otro aspecto central, sin el cual hoy todos los discursos sobre el desarrollo de las nuevas tecnologías resultan totalmente ciegos. Resulta indispensable aprontar en principio a través de la escuela, pero también a través de otras agencias de interés público, iniciativas capilares, continuas y sostenidas en el tiempo, destinadas a favorecer el acceso, la apropiación y el uso de las nuevas tecnologías y de los nuevos contenidos de comunicación multimediáticos, hipertextuales e interactivos por parte de las categorías sociales más desfavorecidas, no solo económicamente, sino sobre todo cultural y socialmente.

Este es el punto que considero crucial y que aún en los países más ricos involucra a porcentajes importantes de la población que se pueden estimar en un 20-30%. Creo que si una política de comunicación no está en condiciones hoy de prestar atención, junto a las garantías de pluralismo, diversificación, descentralización, etc. también a este problema cultural(formación para el acceso, para la apropiación y para el uso de los medios de comunicación) e interesa tanto a los usuarios como a los proveedores de servicios (redes, aparatos y contenidos de comunicación), el desarrollo de las nuevas redes y de los nuevos servicio s podría producir incluso efectos que no estarían en sintonía con el desarrollo de la democracia.

Fuente: PNC. Boletín digital de políticas de Comunicación. Volumen 4: www.pyp-uba.com.ar
Más información en:
www.pyp-uba.com.ar/news4/news4.htm
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.