Para cualquier cinematografía, la propuesta de una historia político-económica implica una manera “otra” de trabajar caminos que habitualmente han sido privilegio de la estética. Donde las historias ad usum nos hablan acerca de obras que, por sus valores temáticos o de composición, dejan una huella en el devenir de la historia del cine en el país que sea, una marca que otorga a tales obras la condición de hito histórico, la mirada que explora el tejido político-económico revela las tensiones en el interior del aparato del Estado y la sociedad civil durante la creación de una industria nacional del cine. Ante nuestros ojos pasan disposiciones gubermanentales, batallas sindicales, conflictos con distribuidores nacionales y extranjeros, temas de pequeña y alta política, el entramado institucional que nos oculta el glamour de la pantalla. Como muy acertadamente señala en el prólogo Fernando Birri, figura mayor del Nuevo Cine Latinoamericano:

"La historia político-económica del cine argentino que vos me contás en base a minuciosos y documentados datos –objetivos- autoriza a una interpretación que es la tuya –subjetiva- de esa historia y no sólo, sino de la historia nacional en su conjunto".

Partiendo de este presupuesto, el libro de Raúl Horacio Campodónico, Premio de ensayo sobre cine en Iberoamérica y el Caribe 2003,resulta una lectura fascinante que atrapa desde las primeras páginas y convence por el apabullante manejo de fuentes (en particular, publicaciones periódicas) en las cuales está sustentado el discurso. Las páginas dedicadas a la gestión de Matías G. Sánchez Sorondo (década del 30) y Raúl Alejandro Apold (período peronista) al frente de la cinematografía nacional argentina, son por sí solas verdaderas novelas por escribir o películas por filmar. No cabe duda de que este volumen deberá de constituirse en contribución imprescindible a los estudios sobre el cine del continente, un verdadero modelo a recepcionar y desarrollar en otras cinematografías nacionales.