ARTÍCULO

  • Todo comenzó con La cifra impar
    Por Joel del Río


    De todos los escritores latinoamericanos del boom y el postboom de seguro es el argentino Julio Cortázar quien sostuvo y cultivó relaciones más cordiales con el cine. Excelentes, auténticos clásicos resultaron algunos de los filmes inspirados en sus relatos cortos, y si bien la mayoría de los cineastas, noveles y consagrados, retroceden ante la monumentalidad de Rayuela, algunos motivos de esta novela pueden percibirse dispersos por alguna que otra cinta como Tangos, el exilio de Gardel (1985), de Fernando Solanas, que dista muchísimo de ser siquiera una adaptación libre, pero confluye con la genial novela en más de un vericueto nostálgico suministrado por el exilio argentino en París.

    El primer cineasta que adaptó una obra de Cortázar, y el más fiel y constante en el empeño de llevarlas a la gran pantalla, fue su compatriota Manuel Antin, quien en 1961 filmó La cifra impar, protagonizada por el actor y luego director chileno Lautaro Murúa, y basada en el cuento Cartas de mamá, del libro Las armas secretas. De Cortázar, y también de la nueva ola francesa, tomó Antin las alteraciones constantes en la cronología de la narración, pues el filme se mueve entre pasado y presente, Buenos Aires y París, los muertos y los vivos, lo dicho y lo imaginado. La cifra impar fue premiada por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina: Premios Ópera Prima, Mejor Director, Mejor Escenografía y Mejor Montaje.

    El escritor quedó tan conforme con esta primera adaptación que autorizó al director para que emprendiera la adaptación de otros relatos. En 1963, Antin repitió la experiencia de materializar en luces y sombras la imaginería cronopia con Circe (adaptación de uno de los cuentos de Bestiario) con Graciela Borges y Sergio Renán en el protagónico, y la participación directa del escritor en el proyecto, puesto que se encargó de escribir los diálogos. De inmediato, Antin realizó otra película inspirada en Cortázar: Intimidad de los parques (1964), basada en los cuentos Continuidad de los parques y El ídolo de las Cícladas, que fue filmada en Perú (Lima y Macchu Pichu), con el protagonismo del español Francisco Rabal y la argentina Dora Baret.

    La segunda mitad de los años sesenta encuentra un Cortázar de fama mundial. Y es entonces que dos de los más célebres realizadores europeos, el italiano Michelangelo Antonioni y el francés Jean Luc Godard, las dos personas que se las arreglaron para cambiar la cara, la voz y el corazón del cine mundial abordan la narrativa de Cortázar. El maestro de la incomunicación abandona su Italia natal para concentrarse en el swinging London de los Beatles y la minifalda. David Hemmings hace el papel del fotógrafo de modas que es testigo involuntario de un homicidio, en esa oda a lo engañoso de las apariencias que es Blow up (1966), laureada con una Palma de Oro en el Festival de Cannes, y basada en el cuento Las babas del diablo. Con Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Jane Birkin y la modelo Verushka, el filme fue tan polémico como las anteriores obras anteriores de Antonioni: Desierto rojo, 1964; El eclipse, 1962; La noche, 1961 y La aventura, 1960.

    Weekend (1967) de Jean-Luc Godard, es una adaptación de La autopista del sur, perteneciente al libro Todos los fuegos del fuego, y que cuenta las diversas reacciones que destapa un tremendo embotellamiento. El mismo cuento sirvió de inspiración para Los embotellados, que dirigió Luigi Comencini diez años después con uno de los repartos más estelares reunidos jamás en una producción europea. En cambio, Weekend era más sobria (si cabe la palabra para evaluar un filme de Godard) y también mucho más imaginativa. La protagonizaban los entonces muy populares Mireille Darc y Jean Yanne, y pretendía proyectar el cataclismo de la moral y el consumismo pequeño burgueses, con su pareja protagónica sumergida en el caos incomprensible de la vida moderna.

    En época más reciente no disminuyó el acercamiento del cine a Cortázar. En cuanto al cine de ficción, mientras en países tan distantes como Lituania se rodaba el elogiado cortometraje Autobús (1994) inspirado en el cuento homónimo y dirigido por Vytautas Palsis, en Argentina el cine no se había olvidado ni mucho menos de uno de sus escritores mayores. Ese mismo año el público accede a uno de los mejores documentales latinoamericanos de esa década, Cortázar, de Tristán Bauer, en el cual  se incluyen tangos interpretados por Tata Cedrón, con música de Edgardo Contón y Juan José Mosolini, y letra de Julio Cortázar.

    Poco después, también en Argentina, aparece Diario para un cuento, que narra la historia de un traductor quien trabaja en el puerto de Buenos Aires traduciendo las cartas de amor que reciben las prostitutas. Se inspiraba en el cuento del mismo nombre adaptado y dirigido para la gran pantalla por Jana Bokova, con la anuencia de un buen reparto donde destacaron Germán Palacios, Inés Estévez y Héctor Alterio. Diario para un cuento fue galardonada por la Asociación de Críticos Argentinos con el Cóndor de Plata  por su guión y actor protagónico. También en Francia, donde la obra de Cortázar ha sido adorada, se estrenó Furia (1999) alegoría futurista y surrealista de Alexandre Aja, basada en el cuento Graffiti, con la actuación de Stanislas Merhar y  Marion Cotillard.

    Misterios metafísicos, enigmas e intrigas totalmente indescifrables, exámenes casi abstractos de la subjetividad y la percepción individual, seres incomunicados, trágicos, arrebatados, poblaron las muchas versiones que de sus cuentos llegaron a la gran pantalla luego de La cifra impar. Pero quienes conozcan la obra narrativa de Cortázar y confíen en las posibilidades expresivas y sugestivas del cine, convendrán conmigo en que el futuro seguramente depara más de una sorpresa a este respecto.

    Everything began with La cifra impar
    By Joel del Río

    Of all the Latin American writers of the Boom and the Postboom it was for sure the Argentine Julio Cortázar who had and cultivated the most cordial relationships with the seventh art. Excellent, authentic classics were some of the films inspired by their short stories, and although most of the film directors, beginners and consecrated, retreat before the greatness of Rayuela, some clues of Rayuela can be perceived at random in some films such as Tangos, el exilio de Gardel (1985) by Fernando Solanas which is far from being not even a free adaptation, but it agrees with the brilliant novel in more than a nostalgic twist and turns provided by the Argentine exile in Paris.

    The first film director that adapted Cortázar's work, and the most faithful and constant in the determination of adapting them to the big screen, was her countryman Manuel Antin who in 1961 filmed La cifra impar, starred by the Chilean actor and then director Lautaro Murúa, based on the short story Cartas de mamá from the book Las armas secretas. From  Cortázar and also from the French New Wave, took Antin the constant alterations in the chronology of the narration, because the film moves among past and present, Buenos Aires and Paris, the dead and the live ones, what has been said and what has been imagined. La cifra impar was awarded by the Association of Film Columnists from Argentina: First Work, Best Director, Best Set Design and Best Editing awards.

    The writer was so pleased with this first adaptation that authorized the director to undertake the adaptation of other stories. In 1963, Antin repeated the experience of materializing in lights and shades the imagery of the “cronopios” with Circe (adaptation of a stories from Bestiario) with Graciela Borges and Sergio Renán in the leading roles, and the writer's direct involvement in the project, since he was responsible of the dialogues. Immediately, Antin made another film inspired in Cortázar’s writings: Intimidad de los parques (1964), based on the same title story and  a second short story El ídolo de las Cícladas, which was filmed in Peru (Lima and Macchu Pichu), with the Spanish actor Francisco Rabal and the Argentine Dora Baret in the leading roles.

    The second half of the 1960s found a world famous Cortázar. And it is then that two of the most celebrated European filmmakers, the Italian Michelangelo Antonioni and the French Jean Luc Godard, -the two filmmakers who managed to change the face, the voice and the heart of the world cinema- approached Cortázar's narrative. The teacher of the isolation abandons his native Italy to concentrate on the swinging London of the Beatles and the miniskirt. David Hemmings plays the role of a fashions photographer who unwittingly witness a homicide, in that ode to the deceiving of the appearances that is Blow up (1966), honored with a Golden Palm at the Cannes Film Festival, and based on the short story Las babas del diablo. With Vanessa Redgrave, Sarah Thousands, Jane Birkin and the model Verushka, the film was as polemic as the previous works of Antonioni: Red desert (1964); Eclipse (1962); The Night (1961) and L’Avventura (1960).

    Weekend (1967), by Jean-Luc Godard, is an adaptation of La autopista del sur, belonging to the book Todos los fuegos del fuego, which recounts the diverse reactions that uncovers a tremendous traffic jam. The same story served as inspiration for Traffic Jam directed by Luigi Comencini ten years later with one of the most special cast never gathered in an European production. On the other hand, Weekend was more sober (if this is an appropriate word to evaluate a film by Godard) and also much more imaginative. It has the very popular Mireille Darc and Jean Yanne in the leading roles and it attempts to reflect the cataclysm of the moral and consumerism of the middle class, with its leading couple immerse in the incomprehensible chaos of   modern life.

    In more recent times, the approach of the cinema to Cortázar’s work t has not decreased. As for the cinema of fiction and in so distant countries as Lithuania was filmed the praised short film The Bus (1994) inspired by an homonymous Cortazar’s short story and directed by Vytautas Palsis; in Argentina, by no means, the cinema had not forgotten one of its greatest writers. That same year the public had access to one of the best Latin American documentaries of that decade, Cortázar by Tristán Bauer, in which are included tangos interpreted by Tata Cedrón with music of Edgardo Contón and Juan José Mosolini, and lyrics by Julio Cortázar.

    Soon after the above mentioned adaptations, also in Argentina, appeared Diario para un cuento that narrates the story of a translator who works in the port of Buenos Aires translating the love letters received by the prostitutes. It was inspired by the short story of the same title, adapted and directed for the big screen by Jana Bokova with the performance of a great cast, where stands out Germán Palacios, Inés Estévez and Héctor Alterio. Diario para un cuento was awarded by the Association of Argentine Critics with the Silver Condor (Condor de Plata) for its screenplay and Leading Actor. Also in France, where Cortázar's work has always been adored, was released Fury (1999) a futurist and surrealist allegory of Alexandre Aja, based on the short story Graffiti, with the performance of Stanislas Merhar and Marion Cotillard.

    Metaphysical mysteries, enigmas and completely undecipherable intrigues, almost abstract examinations of the subjectivity and individual perception, isolated, tragic, rapturous beings populate the many versions of Cortazar’s stories that arrived to the big screen after La cifra impar. But those who know Cortázar's narrative work and trust on the expressive and suggestive possibilities of the cinema will agree with me that the future surely affords more than a surprise in regard to this author`s work adaptations.


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