La filmografía de Armando Robles Godoy (Nueva York, 1924) hizo sentir su presencia en el cine peruano a partir de los años 60. Desde sus inicios en el cine trató de sacar adelante sus proyectos y crear películas que propiciaran un movimiento de continuidad en el cine peruano, que le otorgara un sello de identidad, al mismo tiempo que asimilara lo mejor de las influencias foráneas.
Antes de realizar su primera película fue cinéfilo y trabajó como crítico de cine del diario La Prensa, de 1962 a 1963. Su labor en el cine se extendió a la realización de cortometrajes. En 1968 fundó, junto a Augusto Geu Rivera, la Academia de Realización Cinematográfica, y dirigió el Taller de Cinematografía, el cual quedó como la más importante institución dedicada a la enseñanza del cine en Perú. Funcionó como un taller donde se ejercían métodos colectivos de acceso práctico a las técnicas cinematográficas de fotografía, edición, sonido, etc. El Taller fue dirigido conjuntamente con Augusto Geu Rivera por más de 20 años, hasta el retiro de este en 1987.
En 1965 estrenó su primer largometraje de ficción, Ganarás el Pan, el cual constituyó todo un acontecimiento en el deprimido panorama del cine peruano de ese momento, caracterizado por las coproducciones comerciales con México. Su siguiente largo, En la selva no hoy estrellas (1967), demostró la posibilidad de realizar producciones interesantes, que resultaran al mismo tiempo económicamente viables, en momentos en que no existía una producción fílmica nacional estable. Ambas películas demostraron el surgimiento y afirmación de una personalidad peculiar y de una obra que auguraba un sostenido aliento estético.
La muralla verde (1970), fue un filme que marcó su voluntad de realizar un cine cada vez más artístico (a la manera del cine de autor), y a partir de aquí realiza constantes referencias a sus maestros: Godard, Resnais, Antonioni, Fellini, Orson Welles. Tres años más tarde, acogido a los beneficios de la ley de cine, pudo estrenar su cuarto largometraje Espejismo (1973), que resultó más metafórico que el anterior. En él Robles filmó a menudo con teleobjetivo, lo que creó una imagen irreal casi abstracta.
Tendría que esperar más de una década para estrenar otro largo de ficción, Sonata soledad (1987), el cual sería exhibido solo en circuitos culturales. El propio cineasta aparecía en la película en medio de un espacio irreal que parece ser la representación de una realidad mental.
Según afirma Eduardo Bedoya en su libro 100 años de cine en el Perú: una historia crítica: “Robles fue, en los años 60, el primer cineasta peruano que percibió que la realización cinematográfica no era sólo un asunto de pericia técnica, sino también de progresivo dominio de un lenguaje muy vivo y cambiante, que asimila con voracidad hallazgos expresivos de cineastas de antes y de ahora, de clásicos y contemporáneos.”
Armando Robles Godoy (1924-), one of the most prestigious Peruvian Filmmaker of all times, was born in New York. His films began to attract the attention of Peruvian Cinema from the 1960s on. From the very beginning of his film career, he tried to carry out his projects and made films that generated a line of continuity within Peruvian cinema, able to grant it a recognizable style, and, at the same time, that assimilated the best of foreign influences.
Before becoming a filmmaker, he was a film buff and worked as a film critic for La Prensa newspaper from 1962 to 1963. Then his relationship with cinema extended to the creation of his own (short) films. He founded along side Augusto Geu Riverala the academy of Filmmaking in 1968 and conducted the Film Workshop.
The Film Workshop created by Robles remained as the most important institution dedicated to Film teaching in Peru. It functioned as a workshop that used collective methods of access to film techniques of photography, editing, and sound. Together with Augusto Geu Rivera, he directed this workshop for more than 20 years until his retirement in 1987.
Robles´s first feature, Ganarás el Pan, released in 1965, became an event in the depressed milieu of the Peruvian cinema of the time, characterized by commercial coproductions with Mexico. His following feature film En la selva no hoy estrellas (1967) evidenced that was possible to made interesting productions that were also financially feasible, at a moment when there was not a permanent film production in Peru. Both above mentioned films evidenced the birth and consolidation of an original personality and a work that announced an enduring artistic inspiration.
In the 1970´s decade he directed La muralla verde (1970), a film that evidenced his will to make increasingly artistic films (in the way of author cinema), that, from this moment on, frequently quoted masters like Godard, Resnais, Antonioni, Fellini and Orson Welles. Three years later, thanks to the benefit of the Film Law, he could release his fourth feature, Espejismo (1973), which was even more metaphorical than his previous films. In this film, Robles filmed using the telelens, which created an unreal almost abstract image.
The director had to wait more than a decade to release another fiction feature film, Sonata soledad (1987), which would be only exhibited in artistic circuits. The filmmaker himself appeared in the film amid an unreal space that seemed to represent a mental reality.
According to Eduardo Bedoya in his book 100 años de cine en el Perú: una historia crítica, “Robles was the first Peruvian filmmaker from the 1960s who realized that filmmaking was not only a matter of technical skill, but of a continuous knowledge of a living and changeable language that hungrily assimilates artistic findings of classic or contemporary filmmakers from the past and the present.
“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano.
Así de simple, y así de desmesurado”.
