Birdman, una obra de arte del plano secuencia del mexicano Alejandro González Iñárritu que triunfó el domingo con cuatro premios Oscar, entre ellos Mejor película, es una comedia negra que reflexiona sobre los problemas de ego y autoestima.

"Quiero dedicar este premio a mis compatriotas mexicanos, los que viven en México", dijo el director de 51 años al recoger la estatuilla más codiciada del teatro Dolby de Hollywood.

"Detrás de esta película hay verdaderos héroes, pero la idea era realmente loca. Un guion sobre un hombre de mediana edad, cruzado de piernas, no podía ir a ningún lado y aquí estamos", afirmó emocionado sobre el escenario.

Birdman recibió el beneplácito de la crítica desde su estreno en octubre por la trama, la calidad del elenco y por usar de forma magistral el plano secuencia.

González Iñárritu eligió a Michael Keaton para ponerse en la piel de Riggan Thomson, un veterano actor que en su día se hizo famoso por interpretar a un superhéroe y que se decide a montar su propia obra de Broadway para recuperar el prestigio.

Pero en los días previos al estreno se ve confrontando a sus frustraciones y su ego, al tiempo que debe lidiar con una complicada situación personal.

Su hija y asistente (Emma Stone), recién salida de un centro de rehabilitación, se lía con un actor de la obra medio alcohólico (Edward Norton), mientras se descompone la relación con su novia (Andrea Riseborough), también en la obra.

La película se llevó además dos Globos de Oro, el SAG a Mejor elenco y el mayor premio de los productores de Hollywood.

Un "descanso" con premio

Iñárritu quiso darse "un descanso" con Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, su primera comedia después de cuatro y exitosos dramas: Amores perros, 21 gramos, Babel y Biutiful, que ya le habían dado un Óscar y 11 nominaciones.

Para ello se rodeó de los guionistas argentinos Armando Bo y Nicolás Giacobone -con los que trabajó en Biutiful- y por primera vez del fotógrafo mexicano Emmanuel Lubezki, colaborador habitual de Alfonso Cuarón y que el año pasado ganó su primer Óscar con Gravedad.

La dicotomía entre lo que el ser humano necesita y busca fue el argumento perfecto para hacer la cinta, que se rodó en abril de 2013 en Nueva York con un presupuesto de unos 20 millones de dólares (lleva recaudados 60).

"Todo el mundo es inseguro y todo el mundo juzga nuestros éxitos", aseguró el cineasta en una reciente entrevista con el diario Los Ángeles Times.

"Pero hay una diferencia entre lo que realmente necesitamos, que es afecto y amor, y lo que generalmente buscamos, que es admiración", agregó.

En esta búsqueda afloraron sus propias debilidades, tal y como él mismo reconoció. "Me siento muy cercano a todos los personajes, tanto de forma interna como física. Me veo reflejado en ellos".

Birdman usa largos planos secuencias para narrar la historia, una apuesta arriesgada pero acertada que da un vertiginoso ritmo a la trama, plagada de realismo mágico, para entender mejor el estado mental del protagonista.

González Iñárritu, que llegó al cine tras triunfar en la radio, podría haberse llevado el Óscar a Mejor film en 2007 con Babel, un drama que logró siete nominaciones y que ganó la estatuilla a Mejor banda sonora para el argentino Gustavo Santaolalla.

Amores perros (2000) fue candidata a Mejor película extranjera, mientras 21 gramos (2003) y Biutiful optaron a dos premios cada una.

"Mi cine es una extensión mía, una especie de testamento sobre mi experiencia en la vida, con mis pocas virtudes y mis numerosas limitaciones", dijo un día el director.

"Uno se pierde fácilmente cuando busca tantas cosas en este carnaval de memorias de intensos momentos y gente buena", agregó. En Birdman, las cosas estuvieron en orden.