“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Truman, tanta emoción contenida
    Por Aida Amasuno Martín

    El propio Cesc Gay calificaba recientemente Truman –vista en la competición oficial del 63° Festival de San Sebastián tras haber sido presentada en el 40° Festival de Toronto– como un intento. El de perder el pánico cuando la enfermedad convoca a un ser querido o a nosotros mismos y ante el final que se acerca… y lo consigue. Sin caer en momentos edulcorados y con una interpretación sublime y justa por parte de sus protagonistas.

    Julián (Ricardo Darín) recibe la visita inesperada de su amigo Tomás (Javier Cámara) que vive en Canadá. Los dos amigos junto a Truman, su perro fiel, compartirán, a lo largo de cuatro intensos días, momentos emotivos y sorprendentes provocados por la difícil situación, la del cáncer, que está atravesando Julián. Pero sería un tópico decir que Truman es un filme sobre la muerte. En realidad es una pequeña caja de Pandora que se abre y sorprende con temas como: la amistad (sobre todo la masculina), el amor (simple y llanamente), la aceptación de la muerte, la paternidad, el trabajo…

    La gran fuerza de este largometraje reside en su historia. Desde los primeros cinco minutos, el espectador sabe que Julián va a morir. Pero antes de que eso ocurra, el protagonista, muy ajetreado con dejar “atadas” una serie de cosas, tratará de resolver varios asuntos, embarcándose así en una nueva aventura. El ritmo es suave y está equilibrado con una tensión dramática controladísima y geniales momentos de humor.

    Truman es ante todo y por encima de todo una historia de hombres (que se plantea y cuestiona el paso de la amistad en el tiempo), con sus palabras que no se dicen, con su expresividad oculta, con sus lágrimas retenidas. Dolores Fonzi, resulta muy convincente como prima desquiciada e incapaz de comprender a Julián en su decisión, a pesar de no tener un papel fácil. Son muchas las escenas que se quedan en la retina tras visionar esta perla delicada, sincera, real y sobria, desde la consulta con el veterinario, pasando por la comida en Ámsterdam con el hijo de Julián y la novia de este, hasta el encontronazo con un ex amigo (maravilloso Eduard Fernández); no obstante, hay una que merece destacar y es la escena de sexo vívida, cruda y auténtica entre Tomás y Paula. Una absoluta catarsis para ambos. La secuencia consigue reflejar a la perfección la tristeza y la desolación que sufren, en especial Tomás, rígido e incapaz de transmitir sus sentimientos.

    Las actuaciones de los actores (Cámara, como un amigo un poco perdido y confuso, y Darín, como enfermo que se ha cansado de luchar y ha decidido aceptar el curso de la vida) son brillantes, justas y, en ocasiones, bastante contenidas. Truman, vendida al extranjero por Filmax International, engancha porque Cesc Gay fija la cámara en una esquina del corazón de los personajes y graba a estos tal y como son. Los cuatro días pasados por Tomás con su amigo, no son los mejores, ni los más divertidos, son solo momentos de la vida de cualquier persona con sus altos y bajos…


    (Fuente: Cineuropa.org)


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