“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Cineastas cubanas en Viña del Mar
    Por Diona Espinosa Naranjo

    Una muestra cinematográfica en Chile acaba de revelar la irrupción de voces femeninas (y jóvenes) en la producción audiovisual cubana de los últimos años. Bajo la curaduría del director Enrique Kiki Álvarez, Las hijas de Sherezade (como se tituló la selección), mostraron sus virtudes para el público del muy reconocido Festival Internacional de Cine de Viña del Mar.

    “Es la primera vez que el cine cubano presume de un ejercicio autoral y diversidad de talento en el cual las muchachas tienen voz propia”, expresó Kiki Álvarez en exclusiva para OnCuba.

    Pocas horas antes, en su cuenta de la red social Facebook, el cineasta afirmaba que “nunca tuvimos tanta escritura de mujeres, nunca nuestro cine fue tan diverso en sus enunciados, nunca se vio bifurcado en tantos caminos y  pocas veces fue tan inquietante”. Por tal razón, arguyó, esta selección fue igual de heterogénea que el momento creativo del cine cubano, y en la propuesta se incluyeron cortometrajes de animación, documental y ficción.

    “En Cuba existen varios espacios para el audiovisual joven, como la Muestra de Jóvenes Realizadores, el Almacén de la Imagen entre otros, donde se impone generalmente la calidad de la obra para ser seleccionada. Pero no existe un espacio propio para promover e incentivar a las mujeres realizadoras”, opina desde París Ingrid Castellanos, directora del corto animado El pastor de nubes, incluido en la muestra.

    “Si revisamos la historia del cine cubano no existen muchos ejemplos de mujeres directoras, incluso después de 1959 cuando la mujer adquirió un rol más reconocido socialmente. Pero en la actualidad hay una explosión de mujeres trabajando en el audiovisual (en la fotografía, la producción, la edición, el guion…) que he conocido proyectos incluso compuesto solamente por mujeres”, agrega Ingrid.

    Nueve obras de realizadoras jóvenes fueron tomadas por Álvarez para contar a través de ellas diferentes maneras de “sobrevivir al peso de la existencia”, según palabras del curador. Entre los materiales aparecen las ficciones Resina, Partir y Caparazón de Maryulis Alfonso, Estela María Jiménez y ABECÉ, documental de Diana Montero.

    Las hijas de Sherezade resalta el primer ciclo organizado para llamar la atención sobre trabajos filmados desde una mirada femenina, entre los audiovisuales realizados por cubanos dentro y fuera del país. Sobre las directoras escogidas el cineasta, también profesor de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), escribió para el catálogo oficial del certamen que “todas son obsesivas del punto de vista, de un accionar de la feminidad, del ejercicio de una voz propia que no temen compartir como una señal de identidad”.

    Cada una de ellas luce la revelación de esas miradas con que las cineastas noveles se presentan  a sí mismas.  De ahí que este pequeño panorama femenino en terreno internacional tenga la intención de sensibilizar y crear un diálogo alrededor de las realizadoras.

    Como bien confirma Álvarez, estas Sherezades no son las únicas del cine cubano. El mundo audiovisual aquí cuenta con otras realizadoras y por tal razón para el próximo Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se organiza una segunda edición del proyecto. En diciembre los cinéfilos también podrán apreciar audiovisuales de Patricia Ramos, Susana Barriga, Milena Almira, Tane Martínez y otras.

    (Fuente: oncubamagazine.com)


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