“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • El libro El cine de terror en Argentina: producción, distribución, exhibición y mercado aborda procesos del género

    El libro El cine de terror en Argentina: producción, distribución, exhibición y mercado (2000-2010), de Carina Rodríguez, aborda a través de una ardua investigación y entrevistas a referentes del género, los diferentes procesos que atraviesa el género en Argentina desde una óptica que abarca todas las etapas que hacen a que película complete su recorrido. "El terror ha sido un género que no ha tenido una expresión autóctona y pura: siempre rozando el grotesco o el humor y con muy pocas referencias a nuestra propia historia y nuestros propios monstruos", dice la autora en diálogo con EscribiendoCine.

    ¿Qué te llevó a escribir un libro sobre el cine de terror en Argentina?
    Estaba buscado un tema para mi tesis de la Maestría en Industrias Culturales de la Universidad Nacional de Quilmes. Ya había empezado mi proyecto con un tema que no me convencía y en una clase me enteré por casualidad que se hacían películas de terror en Argentina. Quedé fascinada porque es un género que amo desde pequeña. Ni bien llegué a mi casa busqué en Internet y encontré muchísimas películas. Y fue como encontrar una perla en el medio del mar: había encontrado un tema poco explorado y que me apasionaba.

    ¿Qué tópicos tomaste a la hora de encarar la investigación?
    La perspectiva de la investigación me obligó a analizar más allá del visionado de películas. Tenía que ver en que condiciones se producían las películas, con qué presupuestos, como circulaban, como se distribuían, como se exhibían. En términos generales, analicé el mercado del cine de terror mundial y argentino haciéndome dos preguntas: cuales fueron las causas de una producción monumental que llegó en la década 2000-2010 a casi 100 películas y si era sustentable. Llegué a la conclusión que el movimiento nació por tres motivos principales: a) la incubación de un ambiente cinéfilo alimentado con material foráneo que circuló en videoclubs, proyecciones especiales y ciclos televisivos; b) el estallido de las carreras y escuelas de cine que formaron miles de cineastas e impulsaron a miles de estudiantes a proyectar sus sueños detrás de cámara; c) las nuevas tecnologías digitales que posibilitaron la filmación, edición y hasta distribución casera y económica. Respecto a la segunda pregunta, el motor del movimiento no es el dinero sino el amor por el género. Se trata de un trabajo colectivo, más que individual, que crea nuevos lenguajes, formatos e imágenes con mucha vocación por filmar.

    ¿Fue complicado hallar material de otras épocas?
    El proceso de investigación fue bastante complicado porque no existía ningún libro ni investigación sobre el tema. Tuve que acudir a las fuentes: entrevisté a más de 25 directores y gente de la movida. Busqué bibliografía, miré muchas películas… La escritura de casi 400 páginas me llevó 4 meses pero a eso se suman por lo menos 6 meses de preparación.

    ¿Qué cambios notaste en el género desde sus inicios hasta nuestros tiempos?
    En Argentina el género ha estado siempre influenciado por sus raíces y expresiones anglosajonas: Dráculas, hombres lobo o zombis. El terror ha sido un género que no ha tenido una expresión autóctona y pura: siempre rozando el grotesco o el humor y con muy pocas referencias a nuestra propia historia y nuestros propios monstruos.

    ¿En qué momentos históricos se producen los quiebres en el género?
    En Argentina el terror comienza a ser explotado cinematográficamente durante la época de oro del cine argentino: con producciones independientes como El hombre bestia o las aventuras del Capitán Richard (Zaccaría Soprani, 1934) y el primer producto industrial de horror en Argentina: Una luz en la ventana (Romero, 1942) de Lumiton, protagonizada por Narciso Ibáñez Menta. En los 50 aparecen filmes basados en obras de la literatura universal con un doble objetivo: la reducción de costos utilizando obras que ya estaban libres del pago de derechos de autor (como lo había hecho la Universal en los años ´30) y la seducción del público con historias conocidas. Así se estrenan El extraño caso del hombre y la bestia (Soffici, 1951), una adaptación criolla de Argentina Sono Film del libro de Stevenson; Si muero antes de despertar (Christensen, 1952) o El vampiro negro (Viñoly Barreto, 1953). En la década de 1960 hay una interesante oleada de coproducciones que hoy son consideradas de culto, como la saga bizarra e inclasificable de Emilio Vieyra: Placer sangriento, La venganza del sexo, La bestia desnuda, Sangre de vírgenes. Otra película clave de esa década será Obras maestras del terror de Enrique Carreras (1960), un desprendimiento de la serie protagonizada por Narciso Ibáñez Menta. Los gobiernos dictatoriales en nuestro país significarán una mayor censura en la producción del género, tanto en la década de 1960, 1970 y 1980. Con la vuelta a la democracia vendrán películas como Alguien te está mirando (Cova y Maldonado, 1988) o las picarescas al estilo Mingo y Aníbal contra los fantasmas (Enrique Carreras, 1985) hasta el germen del movimiento actual: Plaga zombie (Parés y Saéz, 1997) o Vendado y frío (Puig, 1998).

    ¿Y en la actualidad que creés que provocó la revalorización del género?
    El panorama se modificó muchísimo en los últimos dos o tres años y la revalorización del género de terror ha provocado una visualización mayor y una mayor aceptación en los canales oficiales: subsidios en el INCAA, estrenos en sala, ciclos en INCAATV, la programación de películas y charlas en el BAFICI, el Blod Window en Ventana Sur. Por otro lado, directores como Adrián García Bogliano ya muestran producciones en el exterior. El cine de terror argentino ahora tiene herramientas esenciales para aumentar su potencial basado en una producción continua de directores que aprendieron a filmar con bajo presupuesto y mucha pasión por rodar.

    ¿Le falta algo al cine de terror argentino para que explote mundialmente?
    Se habla mucho de estéticas o identidades que se pueden explotar hacia el exterior. Pero lo positivo es que también se ve un movimiento latinoamericano que desde diferentes países contribuyen a pensar en una evolución continua que haga que el resto del mundo pose sus ojos sobre lo que está sucediendo en América Latina.

    ¿Lo que pasa en la Argentina con el cine de terror se puede extender a otros géneros?
    El cine de terror es uno de los que más evolución ha tenido en los últimos años pero está acompañado por la ciencia ficción (con propuestas como Fase 7 o La parte ausente), cine de aventuras (como El inventor de juegos), policiales como La plegaria del vidente o thrillers como Tesis sobre un homicidio o Séptimo. Las propuestas de género -que han sido esquivas en la producción argentina desde la década del 60- aumentan cada año.

    Para las películas hoy en día es difícil conseguir ser exhibidas, ¿editar un libro es igual de complicado?
    Lamentablemente todas las industrias culturales tienen el mismo problema. Hay mucha producción pero los que ponen las reglas del juego son los distribuidores. El caso del mercado editorial no es diferente: cualquiera puede publicar, no todos pueden llegar a las librerías y al lector. Yo tuve la suerte de ganar un concurso editorial pero los problemas de distribución siempre están.

    ¿Cómo hace el público para conseguirlo?
    El libro por el momento se consigue en la librería Nota al pie de la Universidad Nacional de Quilmes y en festivales o ferias. Aquellos que estén interesados pueden escribir a la fan page www.facebook.com/cinedeterrorargentino donde pueden pedir un ejemplar impreso o descargar la versión digital y completa de forma gratuita.

    Estás en el proyecto editorial Manual de cine de género. Como hacer cine de guerrilla en América Latina, ¿contános de que se trata?
    El Manual de cine de género. Como hacer cine de guerrilla en América Latina es un proyecto que surgió con Hernán Moyano, director y productor pionero del género de terror en Argentina. Se trata de un libro que ilustrará las diferentes etapas de la producción, distribución y exhibición a través del relato de los cineastas de América Latina y el Caribe que realizan cine de bajo presupuesto en América Latina. Se analizarán los siguientes géneros: terror, ciencia ficción, aventuras, acción, fantástico, suspenso, gore, bizarro, etc. Constará de artículos en primera persona firmados por los directores, productores, técnicos, distribuidores latinoamericanos con ideas prácticas y útiles para llevar a cabo una producción de género. Es un proyecto que nos entusiasma muchísimo porque todos los que hacen cine de género en América Latina quisieron sumarse y están tan entusiasmados como nosotros. Hasta el momento tenemos casi 100 artículos y muchos países interesados en editar el libro lo cual le daría difusión en toda América Latina.


    (Fuente: Escribiendocine.com)


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