“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • El árbol magnético, reparando la memoria nostálgica desde lo cotidiano

    Hay lugares cuya mística especial funciona como un trazo de tinta indeleble en el recuerdo de los días pasados. Se convierten en el punto de encuentro de las conversaciones que rescatan vivencias comunes y en epicentro de la memoria nostálgica, que es otro lugar místico a su vez.

    La ilusión de falsa gravedad que provoca la configuración del terreno en algunos puntos geográficos puede crear la sensación, por ejemplo, de que un vehículo o un objeto ruedan “cuesta arriba” en esos lugares, o son atraídos por un misterioso polo magnético que puede ser cualquier cosa.

    Esto es lo que ocurre junto a El árbol magnético que también es el título de la ópera prima de Isabel Ayguavives, además de "un lugar que existe realmente en Chile, y lo que sucede allí es lo que describe la película”, ha relatado la directora a RTVE.es.

    Se trata de una coproducción hispano-chilena, participada por TVE, en la que un 70% corresponde a la parte española. La historia que contiene habla de un reencuentro familiar en el que el pasado se cita con el presente buscando una reconciliación que haga el futuro más llevadero.

    La memoria familiar en sensaciones
    Bruno, interpretado por Andrés Gertrudix (El idioma imposible, Rodrigo Rodero, El Bola, Achero Mañas), vuelve desde España a los parajes de su niñez en Chile. Su adquirido acento peninsular delimita enseguida al personaje, el que se fue, y al tiempo, el presente. En la casa de campo de la abuela aguarda Nela, encarnada por Manuela Martinelli ( Machuca, Andrés Wood, B-Happy, Gonzalo Justiniano), junto a la que creció.

    El resto de la familia llegará para sumarse a un fin de semana en el que las conversaciones y el clima de la reunión serán el marco de un dibujo difícil para la directora: describir el alma cotidiana de un pasado añorado que está a punto de disolverse.

    “Un momento vital a través de una situación cotidiana que es a la vez una bienvenida y una despedida”, explica Ayguavives. Según la guionista y directora, el filme “pretende hacer una reflexión sobre el tema de la memoria. Plantea ciertas preguntas sobre la relación de cada cual con los recuerdos, pero no tiene las respuestas, como no la tienen los personajes o como no las tengo yo misma”.

    Y aclara el origen del relato, nacido de una situación real: "Empezó todo a raíz de un viaje que hice acompañando a un amigo chileno que llevaba 13 años sin ver a su familia.

    (…) compartiendo con él y con su gente este reencuentro tan esperado se removieron una serie de cosas que cuando se han ido posando con el tiempo han servido para que yo escriba esta historia".

    Este planteamiento depara una propuesta muy abierta respecto al efecto en el espectador.

    En un relato coral en el que la protagonista es la atmósfera y el conjunto de sensaciones está logrado, pero la línea argumental puede percibirse con cierta dispersión. El ritmo de la narración es lento porque lo que la autora entrega es lo que ocurre de forma subterránea y reclama cierta predisposición por parte del público, que acabará siendo responsable del final.

    El árbol magnético
    El árbol magnético, y su idealización, se halla ahí, plantado en medio de este paisaje como una metáfora y como un punto de apoyo para dar cuerpo a los recuerdos de los personajes y al guion de la película. Como figura es interesante, y reúne en un solo elemento la realidad tangible y el misterio de lo irreal mítico, ambas cosas materia prima de la memoria nostálgica.

    El personaje de Nela es su trasunto humano que se aferra a la tierra y a lo conocido. La directora lo expresa sin ambajes: "Para mí Nela es muy el personaje de la película porque entramos en la historia a través de ella, de su espera, de su deseo de conservar la casa que van a abandonar pasado mañana y que ella sigue cuidando".

    El coprotagonista, Andrés Gertrúdix, lo explica así: "El árbol representa para mí todo aquello que, aunque lo abandones, te va a acabar atrayendo hacia si; familia, infancia, traumas no solucionados, amores inconclusos. Pero como espectador, para mi, el árbol magnético es Manuela Martelli, Nela (...) Tiene algo telúrico, y desprende un magnetismo que son todos aquellos recuerdos que atraen a Bruno".

    Reconocimientos
    En 2013 la película figuró en el apartado de nuevos directores del 61 Festival de San Sebastián. También participó en el 20 Festival de Cine de Valdivia en Chile, así como en la 18 edición de Madridimagen, donde fue elegida mejor película.

    Este año ha participado en la edición 25 del festival de Palm Springs y en el Festival Internacional de cine de la Mujer de Colonia. También ha sido nominada a la mejor película en los Premios Mestre Mateo de la Academia del Audiovisual Gallego 2014.

    Isabel Ayguavives inicia así una andadura con este primer largometraje entregando un relato construido con sutilezas y vocación de sensaciones. A fin de cuentas, así es como sobrevive la rutina en el recuerdo.

    (Fuente: rtve.es)


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