“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Iván Sanjinés


    Iván Sanjinés: “El cine y el audiovisual son pilares fundamentales del proceso de cambio”
    Por Santiago Espinoza A.

    El director del Centro de Formación y Realización Cinematográfica (CEFREC), Iván Sanjinés, reivindica, en esta entrevista, la importancia de poner en vigencia una nueva ley del cine boliviano que dé carta de reconocimiento al audiovisual indígena. Así también plantea la necesidad de apurar la renovación de la normativa para el sector audiovisual a fin de generar las condiciones que permitan sentar soberanía sobre las pantallas bolivianas y combatir las amenazas que las grandes distribuidoras de cine comercial ciernen sobre aquéllas. Con este diálogo se propone dar continuidad al espacio abierto en estas páginas para difundir y discutir la nueva ley del sector cinematográfico y audiovisual boliviano, que se halla aún en proceso de análisis en la Asamblea Legislativa.

    A diferencia de la aún vigente ley del cine, el anteproyecto de la nueva norma reconoce explícitamente la existencia del audiovisual indígena. ¿Cuál es la importancia de este reconocimiento?
    Muchas cosas han pasado en los últimos 20 años, y una de ellas es que hay nuevos actores en lo político, social y cultural. Ha habido una maduración de espacios y experiencias, porque el tema de la comunicación, y no solo del cine, ha estado presente desde hace mucho tiempo, con las radios mineras y otras experiencias. Tiene que ver con una presencia de los pueblos originarios e indígenas en los medios, que sabíamos que estaban ahí, pero que no eran visibles fuera del campo. Otro antecedente es el del Grupo Ukamau, que ha interpretado un sentir indígena-originario. Pero, de pronto, lo que ha ido sucediendo es que los actores indígenas se han vuelto protagónicos de sus propios procesos de comunicación y ya empiezan a hacer sus propuestas en el audiovisual, el cine y la televisión. Algo que era impensable hasta hace algunos años atrás, hoy día está muy presente, aunque la sociedad aún no lo termina de ver. En la sociedad e, incluso, en el medio audiovisual hay ciertos problemas para admitir la presencia de estos actores (los indígenas) en igualdad de condiciones, tomando en cuenta que puede que no compartan sus intenciones y que tienen formas diferenciadas de producción y uso. Justamente por eso es que el tema de la comunicación y del audiovisual indígena se ha trabajado bastante en el proyecto de la nueva ley del cine. Se ha hecho un trabajo fuerte de debate y propuestas desde 2011.

    De hecho, presentaron un anteproyecto propio de la nueva ley…
    Claro, se ha presentado un anteproyecto de ley ante la Asamblea Legislativa y muchos de sus elementos se han ido negociando ya dentro de la propuesta más general (de la norma). Hemos asistido al Congreso Nacional del Cine, hemos sido parte de los delegados del Congreso para la construcción de la propuesta, en un tira y afloje para incorporar nuestros planteamientos. Porque, ¿cómo haces para que, de pronto, aparezca una propuesta audiovisual comunitaria, colectiva, donde no hay directores, donde hay equipos de producción y donde los guiones son colectivos?

    Un sistema de producción audiovisual en el que no hay jerarquías ni especializaciones…
    Es complejo, porque el medio del cine es muy competitivo, y en él a cada cual le interesa cuidar su espacio o su oficio. Así hemos crecido en Occidente, donde el cine es una expresión muy individual. Entonces, ¿cómo haces para construir otro tipo de propuesta? Y eso es lo que venimos haciendo desde hace más de 15 años, en una discusión y reflexión permanente. Porque no ha sido resultado de una receta, de que a Iván Sanjinés se le ocurrió la genial idea de que hay que hacer cine indígena; más bien, ha sido una construcción que se ha adelantado a la Constitución y a este proceso, para crear un audiovisual y una comunicación que recupere la esencia de lo propio, que plantee alternativas a la colonización. A lo que hemos estado haciendo lo llamamos cine indígena, porque había una tendencia a encasillar como video a lo que no era tan grande como el cine.

    La propia ley vigente contribuyó a generar esa separación, ahora caduca, entre el cine y el video, este último asociado a las obras trabajadas en un formato diferente al celuloide y bajo modos de producción ajenos a las convencionales…
    Sí, además que se ha asociado mucho el video con lo televisivo, con lo momentáneo. Porque una cosa es la producción televisiva de noticieros o programas de deportes y otra distinta es la producción documental o de series para televisión. Entonces, se cree que el cine es largometraje, de ficción y de una hora y media; lo demás es secundario. Por eso, nosotros hemos decidido que este es el momento de cambiar esa definición, de decir que el cine y el audiovisual son una gran oportunidad que tiene nuestro país para descubrirse, para seguir descubriéndose, para plantear sus puntos de vista, pero también para analizarse como una sociedad que tiene sus propias contradicciones, sus avances, sus sueños, sus posibilidades de repensarse de otra manera, desde la descolonización. Realmente, esto significa en el fondo ver qué somos como sociedad, reconociendo que no todos somos indígenas y que hay mucha población mestiza que también busca su propia identidad. Gente que tiene lo indígena y tiene lo occidental, siendo eso tan válido como que un indígena quiere fortalecer su visión propia. Nosotros hemos trabajado mucho esta reflexión para esta nueva ley del cine, porque vemos en ella una oportunidad que no sabemos si se repetirá y, si es así, cuándo será. Ahora es el momento de ver que el cine y el audiovisual son pilares fundamentales de un proceso de cambio y transformación. Necesitamos un cine y un audiovisual fortalecido, que sea la expresión de la gente, que esté en todos los lugares, en espacios alternativos y salas comerciales, que no sea solo dependiente de las majors para la proyección de películas, un peligro que estamos enfrentando ahora mismo.

    Claro, ahí está la amenaza cada vez más presente de los sistemas digitales de distribución y exhibición en salas comerciales, que podrían limitar aún más -casi hasta su desaparición- la oferta en cines de las producciones marginales, de todas aquellas que no proceden de las majors, como las películas nacionales…
    Y de esto la población no tiene ni idea. Si no nos ponemos las pilas de una vez, dentro de unos años nos vamos a arrepentir de haber permitido esto que ya está pasando.

    Ahora bien, el proyecto de ley consensuado por el sector audiovisual apunta, precisamente, a generar las condiciones para sentar esto que se ha dado en llamar “soberanía” de las pantallas bolivianas, vale decir un esquema regulatorio que impida un avasallamiento del espectro audiovisual nacional, como al que parecen estar encaminadas las majors y sus nuevos sistemas de distribución y exhibición.
    Y no está siendo fácil. Porque incluir un término como soberanía dentro de una ley requiere una gran capacidad de negociación y consenso. La ley abarca a todo el ámbito audiovisual boliviano. Hay intereses empresariales muy fuertes, hay también intereses intermedios, entre lo estatal y empresarial, y están también los intereses de los sectores que tienen una apuesta más política, entendiéndola no en un sentido panfletario. Esta es la reflexión desde el campo del cine y audiovisual indígena en cuanto a esta oportunidad que se ha abierto para construir una nueva ley del cine boliviano. Y es por eso que se ha incidido mucho en que se reconozca en esta ley al cine y al audiovisual indígena originario campesino.

    Entre los intereses más difícilmente conciliables por los empresarios (distribuidores y administradores de salas comerciales, principalmente) deben estar los referidos a la cuota de pantalla, vale decir el porcentaje obligatorio que deberían ceder las salas e, incluso, los canales televisivos para la difusión del cine boliviano e iberoamericano…
    De hecho, ellos (los empresarios) abandonaron el Congreso Nacional de Cine (celebrado en julio de 2013 en Cochabamba), porque no están de acuerdo en discutir algunas cosas. Y por eso siguen en discusión asuntos como la cuota y la cesión de pantallas, porque, además, hay presiones de estos sectores sobre las instancias donde se está trabajando la ley. Y es que la soberanía audiovisual tiene que ver, por un lado, con la capacidad que tienes como país para exigir un control sobre la tecnología empleada a fin de que no sea privativa y, por otro, con garantizar que la imagen que le interesa mostrar al país también se vea en las pantallas. 

    (Fuente: www.opinion.com.bo)


BUSQUEDA DE TEXTOS









RECIBA NUESTRO BOLETIN

APOYO DE
COLABORACION
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.
©Bootstrap, Copyright 2013 Twitter, Inc under the Apache 2.0 license.