“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Celina Murga


    Entrevista a Celina Murga, directora de La tercera orilla
    Por Diego Batlle

    La tercera orilla, nuevo acercamiento al universo adolescente y juvenil de la directora de Ana y los otros (2003), Una semana solos (2008) y el documental Escuela Normal (2012), narra la historia de Nicolás, un muchacho de 17 años cuyo padre  -un influyente médico de Concepción del Uruguay- lleva una doble vida familiar. El protagonista forma parte del sector no reconocido socialmente, pero su papá ha decidido que él sea su sucesor en los negocios y en su profesión. El joven -entre el miedo, el resentimiento y el odio- decide oponerse a ese mandato. El film tendrá su estreno mundial en la sección principal de la Berlinale.

    -¿De dónde surge tu fascinación por los jóvenes, adolescentes y preadolescentes? A esta hora se parece bastante a una obsesión…

    -Creo que son a la vez protagonistas y reflejos. Protagonistas de sus historias y de las decisiones que pueden tomar, pero también reflejan muy cabalmente el mundo adulto que los rodea. Un mundo, especialmente en el caso de La tercera orilla, pero también en el de Una semana solos, extremadamente reglado y pautado, sin lugar para lo que sea diferente, para las individualidades. Esta doble posibilidad me atrae mucho.

    -¿Cómo fue el trabajo de escritura con Gabriel Medina y por qué lo elegiste?

    -Conozco a Gabi desde el año 2000. En ese momento, yo trabajaba como asistente de dirección y Damián Szifrón me pidió que sea su asistente en su primera película El fondo del mar (¡tanto  ha pasado!). En ese momento, me acuerdo que me dijo que me quería presentar a un amigo para que fuese mi ayudante. Así conocí a Gabi y nos hicimos muy amigos. Luego vino su primera película, Los paranoicos, que me gustó muchísimo. Me llevo muy bien con él, puedo hablar de todo, es una persona muy genuina, creativa y de un alto compromiso con lo que hace. Yo buscaba a un guionista hombre que pudiera aportarme una mirada masculina para una película que de alguna manera es muy masculina. Gabi fue la persona ideal y el trabajo con él fue muy bueno. Me gustaba también la idea de que no fuera alguien 100% guionista sino que también pudiera pensar como director.

    -¿Cómo encontraste a Alián Devetac, qué experiencia previa tenía y cómo fue el trabajo previo (en los ensayos) y en el set con alguien que tenía que estar presente en prácticamente todas las escenas y cargar con el peso de la película con muy pocos diálogos?

    -En el caso de Alián, estuvimos más de un año buscándolo, en varias ciudades de la provincia de Entre Ríos. Sabíamos que era un personaje difícil, que tenía que llevar adelante toda la película, ya que su punto de vista es excluyente. Alián llegó al casting acompañando a un amigo. Él es músico, toca la guitarra, el piano y canta. Cuando lo vimos sentado en la sala de espera dijimos: “¡Tiene que entrar él!”. Tenía una expresión muy buena y que se relacionaba mucho con el personaje: una mirada muy intensa, provocadora, pero a la vez llena de temor. Fue un trabajo convencerlo para que entrara al casting… Luego nos encontramos varias veces con él, probamos distintas facetas del personaje, situaciones que podían tener que ver directamente con el guión o no. Mientras íbamos avanzando en los encuentros nos fuimos dando cuenta de qué herramientas tenía Alián para actuar, cómo funcionaba ante determinadas situaciones, qué cosas lo emocionaban, qué cosas de sí mismo puede aportarle al personaje, si se cansa rápido o no; en fin, íbamos evaluando muchos elementos que hacen al hecho concreto de rodar una película. Desde los relacionados al personaje y la historia hasta cosas muy puntuales y prácticas de una filmación. Fue realmente muy emocionante ver cómo él mismo se iba sorprendiendo con lo que era capaz de hacer, con lo que provocaba en el otro, con la actuación en sí. Para él fue descubrir una nueva faceta de expresión. Luego también hicimos encuentros y  ensayos con los otros actores y así fuimos llegando a la situación de rodaje de una manera muy fluida.

    -¿Trabajás igual con un actor como Daniel Veronese que con los jóvenes entrerrianos que vienen con otra experiencia (menor, claro) y recursos expresivos?

    -Desde mi primera película he trabajado con no actores. Hay un valor agregado allí para mí y tiene que ver en realidad con la experiencia en sí de hacer una película. Disfruto mucho la posibilidad de inmiscuirme en mundos que me son ajenos y conocer a personas que no conocería de otra manera. También porque el tipo de entrenamiento que requiere hacerse con una persona que no es actor te permite por generar un vínculo muy particular, conocerla más profundamente, establecer lazos de confianza que van mucho más profundo que un vínculo profesional. Se arma un vínculo humano. En el caso de Daniel, también era un poco así porque él hacía mucho que no actuaba y de hecho nunca había hecho cine. Se enganchó mucho con la historia, con el personaje, y también con la experiencia nueva de hacer una película. Tuvo siempre una actitud muy positiva, de mucha entrega y confianza hacía mí como directora. Con él conversamos más sobre cosas muy puntuales del texto en sí, de los diálogos, las palabras que dicen los personajes y las que callan.

    -¿Cuáles eran para vos los principales desafíos y búsquedas? Se nota un gran trabajo para evitar el subrayado y la obviedad y que sean los pequeños detalles y revelaciones los que van mostrando el crescendo de bronca, miedo, frustración y resentimiento de Nicolás.

    -Uno de los desafíos más claros era en relación al personaje del padre. El punto era construir a ese padre sin caer en la obviedad, sin caer en el típico padre tirano. Ese fue un desafío grande que fuimos trabajando desde el guión y en todo el rodaje. Otro desafío importante era contar una historia con un eje dramático mucho más claro que en mis películas anteriores y con la necesidad de crear una tensión in crescendo.

    -Te preguntaron (y te preguntarán) bastante por la relación con Martin Scorsese, pero me gustaría me contaras alguna anécdota o en qué momento fue más importante su aporte (una frase, un gesto, una recomendación, una observación en el montaje, lo que fuese que te ayudó).

    -Una de las cosas que más recuerdo fue durante la filmación de la escena de La isla siniestra (Shutter Island), donde los policías buscan a la paciente que se perdió. Era un acantilado enorme donde había grúas por todos lados y con un efecto de lluvia gigantesco. Scorsese me dijo que una de las cosas más importantes para un director es mantenerse enfocado en lo que realmente hace falta contar en la escena, que muchas veces es algo pequeño (una emoción, un pensamiento, algo que le pasa al protagonista), que no tiene nada que ver con la parafernalia de un rodaje, con todo lo que está pasando alrededor, con todas esas personas haciendo su trabajo específico en ese momento. Eso es algo que parece una obviedad, pero es muy fácil distraerse en un rodaje, hay muchas cosas pasando, más allá de la escala y del presupuesto. Sus consejos siempre fueron muy concretos, muy cercanos a la experiencia en sí. Durante la etapa de rodaje destacó mucho la actuación de Alián, su mirada y también algunas ideas concretas de puesta en escena.

    -¿Cómo sigue la carrera de La tercera orilla?

    -El estreno será muy pronto, la fecha está a confirmar (N. de la R.: por ahora, se maneja el 27/2). Además, ya hay varios festivales confirmados, pero no puedo anunciarlos todavía.


    (Fuente: Otroscines.com)


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