“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Pau Soler: “Hay 48 pueblos indígenas de cultura milenaria en peligro de extinción en Colombia”

    Con una amplia trayectoria de más de 15 años realizando documentales de forma independiente, Pau Soler (Dénia, 1972) es un activista bien conocido en la Marina Alta. Sus trabajos han tratado temas sociales, medioambientales, urbanísticos, educativos o médicos, no solo en nuestros territorio, sino en diversos países latinoamericanos y africanos. La degradación urbanística de nuestro territorio de la década pasada, el movimiento zapatista, el Plan Puebla Panamá, las escuelas rurales en Mozambique, la enfermedad de la fibromialgia, las propiedades terapéuticas de la ayahuasca, son algunas de las temáticas que ha tratado en sus obras.

    En estos momentos está realizando una serie de 18 documentales sobre la situación de los indígenas colombianos. Uno de ellos, S.O.S. Embera: Amenaza Hidroeléctrica Urra, ganó recientemente el premio al mejor documental indígena en el IX Festival Internacional de Cine de Pasto (Colombia). Ha regresado a Dénia, después de varios meses en Colombia, donde acaba de presentar otro trabajo de esta serie “Etnocidio en el Putumayo colombiano”.

    ¿De qué trata Etnocidio en el Putumayo colombiano?
    El documental trata de cómo la minería está afectando la zona del Putumayo, un área en el que hay 40 concesiones mineras, muchas en una fase iniciática de exploración y ya algunas en una etapa inicial de explotación. Todo ellas se dan en el contexto de lo que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha llamado la “locomotora minero-energética”, y que es uno de los planes emblemáticos de su gobierno. En él se trata de favorecer a las multinacionales y a los inversores para que desarrollen megaproyectos mineros, petrolíferos o hidráulicos en Colombia, proyectos que están generando gravísimas consecuencias medioambientales y sociales, sobre todo para los indígenas y campesinos de las zonas afectadas. Si se ejecutan estas 40 concesiones mineras peligra la supervivencia de los pueblos indígenas que viven allí, como los Cofanes, Kamsás, Ingas y Nasas entre otros.

    Sin duda se trata de un tema que divide a la sociedad colombiana, y en concreto de las zonas afectadas, hay gente que los ve como oportunidades de desarrollo para estas zonas, otros consideran estos proyectos como un ataque a los territorios y a sus formas de vida, además como una pérdida de soberanía en manos de las transnacionales.

    Este trabajo forma parte de toda una serie de documentales que estás realizando sobre los pueblos indígenas colombianos.

    Esta serie está compuesta por 18 documentales que he realizado. En algunos me centro en la cultura de los pueblos indígenas colombianos, pero un buen número de estos documentales tratan de cómo estos megaproyectos, que en algunos casos son mineros, en otros petrolíferos o hidroeléctricos, están afectando a los pueblos indígenas que habitan estas zonas, poniéndolos en peligro de desaparición. En estos momentos hay 48 pueblos indígenas en claro peligro de extinción en Colombia, pueblos de culturas milenarias, sabios en su manera de vivir conectada a la naturaleza, por ejemplo en el uso y conocimiento de las plantas. Si se extinguen estas culturas y saberes, sin duda la humanidad pierde muchísimo. Deberíamos proteger y escuchar más a estos pueblos.

    Colombia se encuentra en un momento histórico, con estos megaproyectos, está en juego la Amazonía colombiana y otros parajes naturales de gran valor medioambiental.

    ¿Cuáles son los argumentos a favor de ambas posturas?
    Los argumentos a favor son sobre todo económicos. El presidente Santos defiende estos proyectos diciendo que van a permitir crear empleo, subir el PIB y contribuirán al desarrollo de Colombia. Pero muchos creemos que son cantos de sirena y sólo se va a beneficiar a unos pocos. Hay estudios que demuestran que estas multinacionales sólo dejan de un 1% a un 4% de sus beneficios en el país. Por ejemplo, el 99% del oro que se extrae sale de Colombia y lo mismo pasa con el 95% del carbón. En conclusión, este sistema hace que las multinacionales se lleven del país tanto los beneficios como los recursos.

    Además, otros estudios que se han realizado durante estos años, indican que la creación de empleo, sobre todo de calidad, es muy baja, y, además, buena parte se le da a gente de fuera, no a los autóctonos.

    Por otra parte, hay que recordar que Colombia es el país del mundo más rico en biodiversidad por metro cuadrado y la minería es una actividad que deteriora gravemente el territorio, contaminando los ríos, destruyendo las montañas al generar grandes excavaciones. Las empresas y el gobierno minimizan el impacto ecológico de estos proyectos, por ejemplo argumentan falsedades que nadie cree como que posteriormente las montañas volverán a su estado natural.

    Una de las consecuencias más dañinas está ocasionada por la necesidad de agua para la extracción minera, por ello a menudo acuden a los ríos y las fuentes hídricas, que acaban contaminados. Debemos tener en cuenta que en muchos casos, sobre todo para la extracción de oro, se requiere el uso de cianuro o mercurio para la extracción minera. Todo esto acaba afectando gravemente a los pueblos indígenas, que viven de forma armoniosa con la naturaleza: el contacto directo con los ríos contaminados tendrá consecuencias en su salud.

    Por otra parte, ¿quién responde de las consecuencias ambientales de la extracción minera o petrolífera? Se produce lo que se conoce como el “efecto langosta”, las multinacionales mineras llegan, arrasan extrayendo todo aquello que les interesa y se van. Pero a partir de ahí ya no tienen ninguna responsabilidad social ni ambiental. Incumplen con la ley colombiana que marca la necesidad de una póliza de responsabilidad, a menudo estos grandes proyectos ni siquiera contratan esta póliza y no les pasa nada. La consecuencia es la devastación del territorio donde se han llevado a cabo estos megaproyectos, el desplazamiento de buena parte de la población indígena y campesina y la destrucción de culturas milenarias.

    ¿Qué empresas transnacionales están desarrollando estos megaproyectos?
    Además de la petrolera estatal Ecopetrol, hay una serie de multinacionales, muchas de ellas canadienses, ya que en este país disponen de una legislación que facilita la extracción minera en otros países. Esto hace que empresas multinacionales de Estados Unidos vayan a Canadá para registrarse allí y poder actuar bajo esta bandera. Unas de las más importantes en Colombia es Anglogold Ashanti, que es una de las más poderosas del mundo, y también las españolas Endesa y Repsol.

    ¿Cuál está siendo la posición de los habitantes de los territorios afectados por estos proyectos?
    Los indígenas y los campesinos están mostrando resistencia a estos proyectos, están aunando esfuerzos agrupándose en organizaciones como por ejemplo la ONIC o RECLAME –Red contra la minería transnacional–. También los estudiantes se han unido a esta lucha contra el modelo minero-energético. Esta unión ha hacho que se estén llevando estos casos a los tribunales, pero por una parte la justicia es muy lenta, y por otra, la legislación medioambiental colombiana está sufriendo modificaciones para favorecer los intereses de estas multinacionales.

    También hay que tener en cuenta que si bien existe esta fuerte oposición, al mismo tiempo hay en la sociedad colombiana mucha desinformación sobre este asunto debido, entre otras cosas, a que los grandes medios de comunicación, como Caracol y RCN, televisiones en manos de la oligarquía colombiana, no quieren contar la realidad de estos temas ya que tienen intereses en este tipo proyectos.

    Para los afectados por estos megaproyectos es fundamental difundir al máximo este problema, tanto en Colombia como internacionalmente, y conseguir que llegue información al mayor número de ciudadanos, una información que apenas dan los medios de comunicación de masas, y así contribuir a movilizar a la población contra estos megaproyectos.

    Ahí está la importancia de estos documentales, contribuyen a informar y a concienciar dando voz a los sin voz. Pero además, y es algo fundamental, tienen un valor práctico en la oposición contra estos proyectos, ya que 3 de estos documentales están como pruebas jurídicas en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que está juzgando las irregularidades de estos megaproyectos, y que puede acabar dando un duro varapalo al estado colombiano, que está incumpliendo leyes internacionales como el artículo 169 de la OIT, que marca la necesidad de consultas previas a la población antes de iniciarse cualquier megaproyecto en una zona indígena. Pues bien, estas consultas o no se hacen o se realizan con muchas irregularidades.

    ¿Participa la comunidad indígena en la realización de esta serie de documentales?
    Cuando acudo a un territorio indígena me pongo en contacto con las organizaciones indígenas, en otros casos ellos me llaman para que vaya. Juntos analizamos las cuestiones a tratar y el contenido del documental. Para ellos es fundamental que sus problemas tengan visibilidad, además algo fundamental es el valor de estos trabajos como testimonio de la situación que están sufriendo, por lo que otro objetivo es que les sean efectivos en las denuncias y en los juicios como prueba jurídica.

    Una vez acabados, les envío los documentales y se proyectan en las comunidades para sensibilizar y realizar debates en los que la gente participa y se expresa.

    ¿Has contado con apoyos para financiar esta serie de documentales?
    Esta serie de 18 documentales la he realizado sin financiación, aunque he tenido algunos apoyos económicos, como el de la asociación ACSUD Las Segovias en dos de las películas. En estos momentos estoy en el proceso de venta de los documentales, hay televisiones de diferentes países latinoamericanos interesadas en ellos. Es un proceso duro y largo.

    ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
    De los 18 documentales tengo finalizados 14. Ahora debo acabar los 4 restantes. Por otra parte estoy enviándolos a festivales, ya han sido en varias ocasiones seleccionados a concurso. Y algo fundamental es que se vean para originar un debate, por eso en Colombia estamos proyectándolos en casas de cultura, también en las comunidades y en las universidades, dando también conferencias, por ejemplo hace poco estuve en la Universidad francisco José de Caldas en Bogotá

    En estos momentos estoy aprovechando mi regreso a Dénia para proyectar en casas de cultura, asociaciones e institutos los documentales, ya que no sólo es importante la concienciación en el territorio colombiano, sino que es un problema medioambiental y social que nos afecta a todos

    Uno de los objetivos futuros es realizar una campaña para ir a proyectar una selección de documentales a las comunidades, no sólo a las afectadas sino a las comunidades indígenas en general, y que esto permita generar más debate y concientización. Para ello, en estos momentos estamos buscando financiación. Se trata de un proyecto que va más allá que los documentales, pues incluiría a gente de teatro de títeres con obras de sensibilización social.

    (Fuente: lamarinaplaza.com)


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