“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Georgina Barreiro


    Ícaros, de Georgina Barreiro, explora el universo espiritual de un pueblo de la amazonía peruana
    Por José Luis García

    La realizadora argentina Georgina Barreiro asume en realidad su segundo trabajo fílmico en largometraje después de haber participado en el conmovedor Octubre Pilagá: relatos sobre el silencio, como coproductora y montadora. Ícaros sigue la estela de los pueblos aborígenes y se adentra en la selva amazónica peruana para ofrecernos una mirada limpia y directa acerca de las tradiciones del pueblo Shipibo, que habita en comunidades a lo largo del río Ucayali.

    El documental es una mirada abierta y sincera a esos estilos de vida atravesando el relato con narraciones de distintos personajes que nos van develando escenarios de luz y oscuridad, de vida y muerte, de realidad e ilusión, que se van entretejiendo expresando la profundidad y sabiduría de la cultura shipiba.

    Mokan Rono es un joven dispuesto a emprender su camino como curandero y viaja río arriba hacia la tierra ancestral de Canchahuaya, cuna del pueblo Shipibo. Allí conoce a Sene Nita, un sabio chamán que le da enseñanzas para realizar una dieta de iniciación en el tradicional conocimiento de la ayahuasca, una planta que es la “soga que permite que el espíritu salga del cuerpo sin que este muera”.

    Preguntamos a la directora más detalles sobre el contenido de Ícaros en diálogo con Cinestel:

    Existe cierta controversia científica en torno a los usos de la ayahuasca. ¿Conocías la existencia de esta planta antes de la realización del documental?

    No, la verdad es que a priori no la conocía. Me enteré en un primer viaje porque yo lo que en realidad estaba buscando eran tintes naturales y a partir de eso empecé a conocer artistas que trabajan pintando las visiones que tienen con la ayahuasca y desde el arte surgió todo el tema de esta planta. De ahí fuimos conociendo a algunos curanderos que trabajaban con ella y en un principio la película iba a manejar las dos líneas, la del arte y la de los curanderos, y pasó que la segunda vez que volvimos los artistas no estaban, habían viajado a otros lugares y entonces todo se focalizó más en la parte de los curanderos, de los maestros chamanes.

    De todas formas, todos esos rituales curativos y ceremoniales sí que se visualizan en la película, donde podemos ver cómo se desarrolla toda esa práctica.

    Sí claro, en principio había toda una idea estética de filmar casi representando esos cuadros visionarios que presentan escenas en planos generales y hay muchos personajes, por eso en la película la idea de ofrecer también por nuestra parte planos generales era un poco transmitir lo que aparece en las pinturas aunque después no aparecieron los artistas, pero el núcleo del filme es el de plasmar ese arte en imágenes.

    Ellos tienen su propio universo espiritual como bien refleja la película, pero ¿por qué se titula Ícaros el filme?

    Ícaros son los cantos que ellos interpretan cuando están en el viaje de la ayahuasca y también en otras situaciones como cuando le piden permiso a una planta porque son modos de curación que ellos utilizan.

    Si bien para ellos es importante la ayahuasca no obstante, ¿cómo se explica el uso que ellos hacen de esta planta?

    Ellos en verdad, a diferencia de mucha gente que viaja desde occidente a tomar ayahuasca, explican que la planta funciona como un canal entre el chamán y el mundo espiritual. A través de eso es que al chamán se le habilitan capacidades de curación y entonces él puede ver lo que le pasa al paciente, a la persona que va a atenderse, puede ver de dónde viene la mala energía y trabajar sobre eso. En general es medicinal el uso que le dan.

    ¿Entonces planteaste la película como la visión de todo ese proceso que lleva hasta el ritual último?

    Claro, porque en sí, la ayahuasca es la liana pero para que funcione se mezcla con las hojas de chacruna que son las que aparecen al principio cuando el personaje está buscando hojitas en un arbusto. Es la combinación de esos dos vegetales lo que hace que funcione, porque tomando ayahuasca solo no pasa nada. Es curioso cómo se dio la unión de las dos plantas.

    Para llegar a rodar este documental imagino que hay que conseguir cierto grado de confianza con ellos, es decir, que quieran salir en la película. ¿Lo lograste de primeras o tuviste que ir varias veces hasta convencerlos?

    No, la primera vez ya hablamos de ello aunque hicimos ese viaje más que nada para conocerlos y a ver si había una historia para contar. Enseguida se amigaron con la cámara, también nos hicieron grabar cosas que a ellos les interesaba para tenerlas para sí mismos, y en ese sentido fue como un intercambio.

    La segunda vez ya fuimos un equipo de cuatro personas y todo funcionó muy bien. De hecho, ellos también colaboraron con ideas y el joven que aparece, Mokan Rono, también fue el que quiso contar cómo se hacen las dietas porque ellos tenían muchas ganas de mostrar cómo es el proceso. Desde su parte salió mucho también.

    En alguna película reciente del ámbito europeo rodada también en esa zona, se decía que los pueblos aborígenes suelen tener un cierto temor o recelo de los visitantes que proceden de las ciudades. ¿Por vuestra parte percibisteis algo parecido o no hubo ningún problema en ese sentido?

    Sí, detecté eso y de hecho nos contaron historias también los artistas de que hubieron extranjeros que habían ido a sacar fotos de sus obras y después las publicaban en un libro sin avisarles, pero lo que pasa con ellos es que igual enseguida siguen apostando y se abren. Eso es bastante notorio, como que ellos se la vuelven a jugar. Algunos pasan por ahí y no hacen las cosas bien, pero ellos siguen abriéndose y sí que es cierto eso, hay bastantes prejuicios.

    ¿Y el acceso al lugar fue fácil o tuvisteis que sortear obstáculos hasta llegar ahí?

    Filmamos en dos comunidades que están cerca de la localidad de Pucallpa que es la primera ciudad amazónica de Perú, y una de ellas, que es donde está el abuelito que él va a ver, está a veinte horas hacia el sur y la otra está a veinte horas para el norte. Entonces, sí fue difícil. A una de ellas se llegaba en uno de esos barcos grandes, esos en los que viajan más de trescientas personas, y a la otra con un barquito chiquitito. Tienen diferentes medios de transporte y necesitamos veinte horas para llegar a cada uno desde Pucallpa.

    Se ven niños también en la película y te quería preguntar si las nuevas generaciones permanecen en esos poblados o emigran hacia las ciudades.

    Hay algunas personas que sí, sobre todo los artistas son los que más salen porque su obra les permite acceder al mercado europeo por ejemplo, y se dan esas cosas, pero de repente hay niños hasta de 15 años que nunca salieron de ahí y otros que sí, que viajan también con la medicina. La anciana, por ejemplo, es la curandera de todas las comunidades de la zona y viaja bastante pero es gracioso que ella está todo el tiempo descalza y está en la ciudad o allá donde vaya, manteniéndose con su misma ropa y sin calzado, de hecho ella ha venido a Buenos Aires así también, porque ellos a pesar de mantener contactos con el occidente no pierden ni sus costumbres ni su identidad.

    Ícaros es un documental de observación primordialmente, con una imagen de extraordinaria definición además, en el que siempre es posible que te queden las dudas de si realmente los rituales que ellos hacen sirven de algo o si lo hacen para mantenerse unidos como comunidad.

    Bueno, hay un poco de todo porque a su vez también hay comunidades donde entró la iglesia adventista, por ejemplo, y hasta generó separación ya que por un lado están los maestros y por otro los que estaban en contra de la planta y eso trajo problemas a partir de la llegada de esas iglesias, pero hay otras que siguen aunque no son todos los que toman la planta, como que hay pocos que siguen el camino de sus padres y de los maestros para aprender. De hecho, la anciana tiene ocho hijos y hay solo tres que siguen el camino, y entre ellos es como que tienen roles y cada uno va siguiendo el procedimiento que le dicen.

    La película la acabáis de montar e iniciaría ahora su recorrido por festivales y estrenos en Argentina y quizá en otros países. ¿Se estrenaría en próximas fechas?

    El montaje terminó hace menos de un mes y ahora se presentará a los programadores de festivales. Su estreno en salas es todavía un poco pronto para conocer cuando será, pero posiblemente a final de año.


    (Fuente: Cinestel.com)


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