“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA
  • Iván Giroud


    Entrevista con Iván Giroud, director del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano
    Por Pedro de la Hoz

    Desde mediados de año, Iván Giroud asumió la dirección del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba, una cita que cumplirá a partir del 5 de diciembre de 2013 su convocatoria número 35, cifra para nada despreciable y reveladora de la persistencia del sueño de los iniciadores por sistematizar un espacio para la promoción de las cinematografías del continente y de la voluntad del estado por sostener ese empeño.

    "Nos hallamos ante una encrucijada. Necesitamos respuestas a los nuevos e inaplazables problemas que se nos plantean, debemos repensar el cine, nuestro cine, desde la producción hasta la exhibición y ese será el núcleo de las reflexiones del Festival de La Habana".

    Hubiera querido Iván que las circunstancias de su nuevo mandato fueran otras y no la necesidad de reemplazar al fundador Alfredo Guevara, cuya pérdida fue y es hondamente sentida por la familia latinoamericana de cineastas.

    "Alfredo es insustituible —puntualiza Iván—. Su obra perdura y el Festival dará continuidad a varias de sus ideas germinales. En esta edición lo evocaremos no solamente en el acto de apertura el 5 de diciembre en el teatro Karl Marx, sino en una de sus sedes, el Pabellón Cuba, donde proyectaremos una especie de antología personal de las producciones que más le marcaron. Sin embargo, la mejor manera de ser consecuente con su pensamiento será mantener vivo el espíritu cuestionador del evento.

    "Obviamente, el Festival es la oportunidad para conocer el estado de la creación regional y la actualidad de las cinematografías en diversas partes del mundo. Seguirá siendo una fiesta única para los espectadores que en 15 días tendrán que multiplicarse para ver la mayor cantidad de materiales posibles. Pero también es un punto de encuentro para el análisis y la reflexión y esto implica un compromiso, un ejercicio político e intelectual imprescindible e insoslayable".

    En su oficina de la Casa del Festival, en el Vedado, en medio de los trajines organizativos, Iván Giroud accede a esta entrevista. Estamos ante un todavía joven pero experimentado promotor del cine, un hombre que aúna cultura, capacidad de liderazgo y de acción.

    Cuando hablas de repensarlo todo, ¿qué incluye ese todo?

    Habrá un punto de partida tomando en cuenta la propia denominación del Festival. ¿Nuevo? ¿Cine? ¿Latinoamericano? El seminario principal versará sobre esas interrogantes. No nos podremos detener solo en problemas relacionados con los lenguajes, el vínculo con la tradición o las formas productivas, sino también con la circulación, la exhibición y hasta el modo en que se consume y se consumirá el cine en los próximos años.

    Ante la avalancha de las nuevas tecnologías, hay quienes decretan la muerte del cine. ¿Estarán en lo cierto?

    El cine no morirá, pero sí un cierto modo de apreciarlo y llegar a él. Cada vez existen menos espacios para las proyecciones convencionales y las salas entran en crisis. Cada vez más el cine responde a una opción individualizada y doméstica y solo sobreviven las salas vinculadas a las proyecciones en 3D y asociadas a otros espectáculos. Ahora mismo, entre los envíos al certamen se presentó una película que solo se puede ver con un sistema de reproducción llamado DCP. Las grandes productoras y distribuidoras se pusieron de acuerdo para desarrollarlo y atenuar, lo más posible, los efectos de las copias ilegales. El DCP lee un código encriptado que determina cuando puedes visionar la copia que has adquirido. Hablo de un tema que rebasa incluso a nuestro país, pues tiene un alcance global. Para nosotros resulta una enorme dificultad acceder a esa tecnología, máxime cuando las casas matrices se hallan bajo la legislación del bloqueo estadounidense que impide el comercio con Cuba.

    ¿Qué sentido tienen en esta época los festivales?

    Si observas la realidad, verás que ha crecido el número de festivales en el mundo. Es como si se hubiera tomado conciencia acerca de que los festivales constituyen un circuito alternativo. No pocas productoras se sostienen a base de alquilar películas a los festivales. En nuestro caso es mucho más que eso. Defendemos una propuesta eminentemente cultural.

    En términos de programación, ¿algo nuevo en el 35º Festival?

    Como sabes, el Festival se mueve en dos campos de exhibición: el cine latinoamericano y caribeño y el cine de otras partes del mundo. El concurso no varía. Los cambios se introducen en el ordenamiento de las producciones de nuestro ámbito fuera de concurso para facilitar la orientación y satisfacción de los intereses de los espectadores. Habrá diversos agrupamientos temáticos: el cine que tiene que ver con la memoria, la diversidad, la experimentación, la religiosidad, el terror, la recreación masiva, el reflejo de la creación musical. En este último acápite contaremos con algunos filmes excepcionales, como un documental sobre las presentaciones conjuntas de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina y un material sobre Mercedes Sosa. Fuera de nuestro continente se mantienen las muestras por países; en esta ocasión arribará un muy completo ciclo de películas de Corea del Sur. De los jurados e invitados no puedo todavía ofrecer precisiones. Solo adelantaré que está confirmada la presencia del actor brasileño Lázaro Ramos, protagonista de importantes filmes, pero más conocido aquí por haber interpretado el papel de André Gurgel en la telenovela Insensato corazón. Él integrará el jurado. En la velada inaugural, además del homenaje a Alfredo, nos acompañará el conjunto Danza Contemporánea de Cuba. Otra decisión que hemos adoptado es la de programar en el cine Yara, dos semanas antes de la apertura, un ciclo con buena parte de las películas premiadas a lo largo de los 34 festivales precedentes.

    El número 35 ya es un hecho. ¿Seguirá en el futuro la saga de nuestro festival?

    Es significativo que esta trigésimo quinta edición se lleve a cabo en medio de un proceso de cambios en el cine cubano y aun cuando el estado de nuestras salas diste de ser medianamente aceptable y llegue a ser incluso lamentable. Mientras existan las premisas y las voluntades para que cada año La Habana sea centro para la promoción y la reflexión sobre el cine de Latinoamérica, el festival existirá.


    (Fuente: Granma.cu)


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