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Estudio "Audiencias y festivales de cine en Chile"
¿En qué estado se encuentran los estudios de audiencias en Chile hoy?
Nuestra percepción es que este tipo de estudios está recién empezando en Chile, sobre todo porque no existe mucha conciencia o claridad sobre qué son las audiencias, mucho menos de cómo aproximarse a ellas. De hecho, nos encontramos con que muchos de nuestros entrevistados no manejaban el concepto; algunos lo conocían, pero no lo manejaban, otros ni siquiera. Esto nos parece grave, considerando que una parte importante de las políticas culturales en países desarrollados apunta precisamente a las audiencias y también que, en Chile, si bien hay problemas en muchos eslabones de la producción cultural, la relación con las audiencias es uno de los más severos.

¿Cuáles fueron los principales obstáculos que se encontraron para realizar su trabajo?
Creo que lo más difícil fue enfrentarse al vacío conceptual del que te hablaba, a tal punto que nos vimos obligados a crear definiciones operacionales para poder analizar la muestra: dividir a la audiencia entre “reales”, que asisten regularmente a festivales, “transitorias”, que van de forma más esporádica, “potenciales”, que no van pero podrían ir, y “específicas”, que son fieles a un festival en específico. Salvo eso, contamos con apoyo de todas las personas a las que acudimos, partiendo por los organizadores de los festivales, que siempre se mostraron interesados y que siempre reconocieron que era algo que les interesaba y que necesitaban. Eso es bueno, ya que, si bien quizás no existe el capital académico, hay una consciencia importante de por dónde va la cosa

¿Qué posibilidades de convocar a más público crees que tienen los festivales de cine?
No tengo duda alguna de que los festivales de cine son un aporte importantísimo al desarrollo del espectador de cine en Chile, por lo que creo que tienen el potencial de convocar mucha gente. Por otro lado, una de las conclusiones interesantes de este estudio es que hay una escisión importante entre el público que asiste regularmente a las salas de cine comerciales, tipo Hoyts o Cinemark, y los festivales de cine en general. Dicho de otra forma, las audiencias de cine comercial no van a los festivales, muchas veces ni siquiera saben que existen. El público de festivales, en cambio, sí tiende a asistir a las salas comerciales, por lo que nosotros lo definimos como una “audiencia de doble militancia”. Uno de los problemas importantes que hay es que los festivales en su mayoría no están logrando convocar público más allá del que ya convocan, que en algunos casos es muy endogámico. FICValdivia, por ejemplo, lleva bastante público, pero es principalmente gente vinculada al mundo del audiovisual y que viene de Santiago, cuando la misma organización ha manifestado su interés en convocar a los valdivianos, lo que no está sucediendo. También hay otros casos, como SANFIC o In-Edit, que sí tienen más capacidad para convocar lo que llamamos audiencias transitorias, pero el panorama general es más bien adverso, y muestra que la mayoría del público de cine no asiste a los festivales.

Últimamente ha estado encendido el debate respecto a la formación de audiencias, ¿ves en los festivales una posible solución al problema?
Lo que detectamos en el estudio, que es interesante para este aspecto, es la tremenda división que existe en la distribución y exhibición, donde los dos mundos son muy claros y prácticamente no se cruzan. Los festivales muestran cierto tipo de películas que no se ven en las salas comerciales, lo que es parte de su función de ampliar la oferta, pero al mismo tiempo, dejan fuera de su programación películas más “comerciales” o atractivas al público, volviéndose a veces muy herméticos. En las salas comerciales pasa lo mismo y no es un secreto para nadie; la programación está muy restringida al cine hollywoodense. Esta división es fatal en términos de formación de audiencias, porque no le estás dando la posibilidad al público de que cruce el umbral más allá de lo que ya consume. En ese sentido, y de acuerdo a la opinión de muchos de nuestros entrevistados, el problema es que no hay un proyecto común del sector industrial audiovisual, en ningún área, pero que se nota especialmente en la distribución. Mientras la audiencia de festival solo consuma cine de festival y la comercial cine hollywoodense, no va a haber una mejora en este aspecto, y ahí los festivales no son la solución, pero parte importante de ella.

Se menciona que existe la posibilidad de aumentar la convocatoria realizando alianzas entre los circuitos comerciales y los festivales. ¿Qué posibilidades vez desde esa dimensión?
Bueno, apunta un poco a lo que hacía referencia antes. No conozco el detalle de esas alianzas, si es con las distribuidoras, las exhibidoras o ambas. Creo que, mientras el espíritu sea acercar los festivales a la gente, darlos más a conocer e incluso encontrarse en espacios que puedan ser comunes para festivales y audiencia, debería estar todo bien. SANFIC, por ejemplo, hace buen uso de esa herramienta, el CineHoyts de La Reina, que es la multisala más concurrida del país, es donde mucha gente se entera del festival solo porque está transitando por ahí. En el estudio nosotros detectamos la necesidad de generar un proyecto común entre todos los actores del sector. Si se crean estas alianzas, el ideal es poder darle más herramientas a la audiencia para escoger qué películas ver, y para eso, necesita variedad y diversidad de oferta.

¿Qué camino crees deberían seguir los estudios de audiencia nacional?
Luego de esta investigación, estamos muy convencidos de que hace falta seguir desarrollando más estudios de audiencias, en todas las disciplinas y periódicamente. Idealmente que no dependa de un fondo concursable; que sean las propias instituciones, privadas o no, las que orienten parte de sus esfuerzos a conocer a las audiencias. Es muy llamativo que los festivales, la mayoría no tienen estudios de audiencia, y solo consideran el factor numérico. Hay otros, como In-Edit, que hacen un trabajo muy bueno con sus audiencias, pero que nace instintivamente y se ha mantenido en el tiempo. Los resultados están ahí, e In-Edit es el festival que mejor relación tiene con sus audiencias. El ideal sería que cada festival se dedicara a conocer a su público, pero eso pasa tan poco que en algunos casos la percepción es muy errada. El mundo audiovisual debe hacerse cargo de conocer a sus audiencias, además de solo hacer películas y exhibirlas.
Fuente: LatAmcinema
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