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Cine y libros en Bolivia

Si bien se puede relativizar la proliferación, rigurosidad y calidad de las películas bolivianas de esta década, la producción intelectual respecto a este objeto sorprende por su cuantía y diversidad. Varios de los libros sobre cine y audiovisual con los que contamos hoy por hoy son deudores de tesis, investigaciones independientes, artículos y compendios, entre otras vetas.

Este recuento de la década inicia con tres documentos fundamentales: en primer lugar, El lenguaje de las historietas y el cine, del padre Luis Espinal, editado en 2008. Antes, en 2007, Leonardo García Pabón publica Alegorías nacionales en la literatura y el cine en Bolivia e intenta deconstruir el indigenismo en la obra de Jorge Sanjinés. Este mismo año se publica la memoria del Encuentro de cineastas sub 40, que aglutina ponencias de los cineastas.

El año de mayor proliferación en cuanto a publicaciones sobre cine fue en 2009. Se editó Manual de continuidad cinematográfica, de Oscar Durán, compendio didáctico sobre espacio en la puesta en escena; asimismo, la extinta revista Alejandría convocaba al primer concurso de ensayo y el premio recayó en José Murillo con El espectador, collage de recuerdos de películas, actores y mujeres en la vida del autor; el mismo año, Santiago Espinoza y Andrés Laguna publicaron El cine de la nación clandestina, una interpretación de la cinematografía boliviana de los últimos 25 años.

En 2012 estos mismos autores publican El cine es una cuestión de fe, colección de críticas y aproximaciones teóricas sobre la producción de los últimos 30 años.

En el periodo atendido, Fernando Martínez publicó entrevistas en forma de libro, bajo el rotulo El cine según, en el que entrevistó a Paolo Agazzi y a Antonio Eguino. Lamentablemente, el proyecto quedó trunco por la temprana desaparición del autor. En 2012, la revista Cinemas Cine publicó Insurgencias-Acercamiento crítico a Insurgentes de Jorge Sanjinés, compendio de 15 autores, y en 2014 Extravío-Acercamientos críticos a Olvidados, que recoge textos sobre la controversial y comentada cinta, producida por Carla Ortiz.

También en 2014, Alfonso Gumucio Dagron, uno de los pensadores del cine boliviano más prolíficos, presentó El cine comunitario en América Latina y el Caribe, en el que se exponen experiencias, metodologías y condiciones de producción de estos cines de la región. Este mismo año el crítico Claudio Sánchez publicó Los aviones en el cine silente boliviano, un documento que recorre las relaciones entre los dos inventos que redescubrieron el país a inicios del siglo XX: el cinematógrafo y el avión.

Pero uno de los proyectos más ambiciosos fue Las 12 películas fundamentales de Bolivia, que editó en un solo libro un compendio de la historia del cine boliviano: La campaña del Chaco-El ocaso del cine silente boliviano, de Pedro Susz; El cine boliviano 1949-1964, de Alfonso Gumucio; La aventura del cine boliviano, de Carlos Mesa; y capítulos de los libros de Santiago Espinoza y Andrés Laguna. Además, la obra contiene monografías de las 12 películas fundamentales del cine boliviano.

(Fuente: La-razon.com)